Los Doce deben asumir la moneda única en el tratado, según la propuesta de la Comisión

"Los Doce no pueden rechazar en Maastricht la solución de la Comisión Europea a los temas claves de la unión política y monetaria", afirma el español Manuel Marín, vicepresidente del Ejecutivo de la CE. La declaración asumida ayer por el colegio de comisarios vincula la cohesión social que reclama España no sólo a la unión política, sino también a la unión económica y monetaria. La Comisión defiende que el objetivo de la moneda única debe ser asumido por todos en el tratado y sólo en un protocolo abrir la opción al Reino Unido de quedarse fuera en 1997.

La declaración de la Comisión...

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"Los Doce no pueden rechazar en Maastricht la solución de la Comisión Europea a los temas claves de la unión política y monetaria", afirma el español Manuel Marín, vicepresidente del Ejecutivo de la CE. La declaración asumida ayer por el colegio de comisarios vincula la cohesión social que reclama España no sólo a la unión política, sino también a la unión económica y monetaria. La Comisión defiende que el objetivo de la moneda única debe ser asumido por todos en el tratado y sólo en un protocolo abrir la opción al Reino Unido de quedarse fuera en 1997.

La declaración de la Comisión, votada ayer en Bruselas, pero fruto de un debate crispado de meses que concluyó positivamente el pasado domingo, intenta convertirse en un compromiso a los temas claves de la cumbre de Maastricht, los próximos 9 y 10 de diciembre. El llamamiento del colegio de comisarios, según Marín, "está provocado por el miedo al escenario del desastre que sumiría a la Comunidad en dos o tres años de caos". La propuesta define la cohesión económica y social "como uno de los pilares de la construcción europea", insiste en la necesidad de "una perspectiva federal de la unión" y pide reforzar sustáncialmente los poderes legislativos del Parlamento Europeo, concediéndole el voto de investidura a la Comisión y ampliando el campo de la codecisión legislativa para que llegue a ser "un colesgilador pleno".Nueva dimensión

La toma de posición política de la Comisión cobrará una nueva dimensión el próximo sábado, en la reunión que el presidente Jacques Delors mantendrá en Bruselas con Ruud Lubbers, primer ministro holandés y presidente de turno de la Comunidad. El objetivo es rijar una estrategia de consenso que desbloquee las negociaciones en los cónclaves paralelos de ministros de Exteriores y de Economía y Finanzas, los próximos lunes y martes.

En cuanto a la cohesión, "se trata de una respuesta clara a las peticiones de Espana porque eran razonables", subraya Marín, que explica: "el vuelco a la situación se produjo en una entrevista que mantuvo el pasado viernes con Delors, quien comprendió que teníamos que progresar y se le fue explicando así al resto de los comisarios hasta superar la división".

La labor de convencimiento se hizo "en total síntonía con las autoridades españolas". Aún así, el alemán Martín Bangemann -"no es ésta la posición de su Gobierno"- y el danés Henning Christophersen se opusieron, mientras la francesa Cristianne Scrivener se mostró muy reticente. Ayer todavía hubo que retocar el texto, por insistencia del británico Leon Brittan, pero sólo en relación con la cláusula de exclusión de la moneda única.

El texto aprobado afirma que las nuevas perspectivas financieras, que se discutirán a principios del próximo año, "contendrán medidas que afectarán a la estructura de gastos y la de recursos" y plantea incluir en el nuevo tratado de unión monetaria un recurso basado en la riqueza por habitante. El colegio de comisarios tiene ya articuladas las líneas del nuevo paquete financiero y, según Marín, "aunque no se precisan aquí, ésta es una propuesta política en la que la cohesión adquiere su mayoría de edad".

La Comisión tiene preparado un texto del artículo 201 que presentará a la cumbre, en el que se propone un nuevo recurso "según un baremo que tendría en cuenta una progresividad en relación a la prosperidad relativa de los Estados miembros". Esta es una de las condiciones que pone España.

En cuanto a los fondos, la Comisión defiende duplicar los actuales fondos estructurales para las regiones menos favorecidas (objetivo 1), lo cual no implica multiplicar por dos la actual dotación financiera porque uno de los métodos será aumentar el porcentaje de cofinanciación comunitaria. Ademas, se crearia un nuevo fondo de convergencia, con clave de reparto estatal y no regional, para atender otros objetivos como programas de medio ambiente, construcción de grandes redes y ajuste para la unión monetaria. "Para no hacer un tratado ingobernable, las garantías sobre los fondos deben quedar recogidas en un protocolo y en las conclusiones de la cumbre, que tienen carácter vinculante", precisa Marín.

La Comisión pide a los Doce un salto cualitativo para vincular los tratados de unión política y monetaria a la cohesión, igual que se hizo con el Acta Unica y el compromiso financiero posterior de febrero de 1988. Fomentar la competitividad y la solidaridad se convierten en dos objetivos inseparables. Para Marín, "del nuevo marco financiero para el período 1993-97 dependerá el valor real de las reformas de Maastricht".

El texto aprobado ayer propone también aumentar las competencias comunitarias en los campos de investigación, energía, industria, medioambiente, protección de las consumidores y la dimensión social. Donde el colegio de comisarios adopta una actitud casi resignada es en la falta de estructura única del tratado de unión política y la falta de personalidad jurídica de la unión, dividida en un pilar CE y dos pilares intergubernamanteles (política exterior y de seguridad, y cooperación judicial y policial). Por este motivo, uno de los problemas que hay que resolver es quién asumirá la representación de la Comunidad en la escena internacional, la Comisión como hasta ahora o el Consejo de Ministros.

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