Empresarias y feministas critican el plan para la mujer lanzado por Major

El voto femenino llevó al poder a Margaret Thatcher en 1979. John Major quiere recuperar esa fuerza para las elecciones del año próximo, que se le presentan muy difíciles. Y ha impulsado la Oportunidad 2000, un programa en el que participan 61 de las principales compañías privadas británicas, con la finalidad de ayudar a las mujeres a ocupar puestos directivos en el mundo empresarial. Major se ha comprometido a su vez a incrementar la presencia de la mujer en la Administración. Pero las organizaciones feministas y las empresarias coinciden en calificar el plan de "electoralista" y "vacío".
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El voto femenino llevó al poder a Margaret Thatcher en 1979. John Major quiere recuperar esa fuerza para las elecciones del año próximo, que se le presentan muy difíciles. Y ha impulsado la Oportunidad 2000, un programa en el que participan 61 de las principales compañías privadas británicas, con la finalidad de ayudar a las mujeres a ocupar puestos directivos en el mundo empresarial. Major se ha comprometido a su vez a incrementar la presencia de la mujer en la Administración. Pero las organizaciones feministas y las empresarias coinciden en calificar el plan de "electoralista" y "vacío".

John Major dijo el pasado lunes, al presentar Oportunidad 2000, que se trataba de "la más audaz iniciativa empresarial para la igualdad de oportunidades de todos los tiempos" y se refirió a la "revolución social" que supone la plena incorporación de la mujer al mundo laboral.En realidad, las 61 empresas participantes en Oportunidad 2000 -todas ellas inequívocamente simpatizantes de la causa conservadora- no se comprometen a nada. Se limitan a afirmar su intención de favorecer la promoción de sus empleadas. La mujer británica sigue estando muy por debajo del hombre en el ámbito empresarial: aunque constituye el 43% del total de los trabajadores, sólo el 27% ocupa cargos de alguna responsabilidad.

Y en las 200 principales compañías del Reino Unido sólo hay cuatro mujeres en puestos directivos. No es mejor el panorama en la Administración: el 49% del funcionariado son mujeres -con un fuerte incremento en los últimos 10 años-, pero en los niveles altos sólo hay un 13% de ellas. Y, tal como lamentó John Major, no hay ninguna mujer en el Gobierno.

El primer ministro británico prometió que cada uno de los ministerios tendrá a partir de ahora alguien encargado de vigilar que no se discrimine a las funcionarias en los ascensos y promociones. Una promesa curiosamente idéntica a la formulada por Margaret Thatcher antes de las eleccio nes de 1983.

La Oportunidad 2000 y las promesas de Major han recibido duras acusaciones de "paternalismo" y "electoralismo" por parte de las feministas y una tibia acogida entre las mujeres que ocupan altos cargos.

La opinión general es que no bastan las buenas intenciones para mejorar la situación femenina. Incluso la prensa más favorable a los intereses conservadores, como The Daily Telegraph y The Times, decía ayer que Oportunidad 2000 carece de auténtico contenido. El Telegraph afirmaba que impulsar el trabajo femenino sin garantizar legalmente los permisos de maternidad -y que los hombres puedan optar también a ellos- y sin dar ventajas fiscales para las empresas que los concedan no favorece a nadie y perjudica a los niños y a la familia.

Por su parte, el Times ha lanzado su propia Carta de las Mujeres y recogido las opiniones de 30 mujeres con puestos de responsabilidad en la política, la industria, la ciencia o los medios de comunicación, como es el caso de Liz Forgan, directora de programación de la cadena de televisión Channel Four, o Patsy Chapmffn, directora del diario News of the World. En su manifiesto, el Times pide garantías para la maternidad, más guarderías públicas, horarios flexibles y programas de formación para la mujer.

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