Tribuna:

Dura evidencia

El IPC de septiembre ha confirmado las sospechas de los inversores y ha dado la razón al Banco de España sobre la imposibilidad de bajar los tipos de interés a medio plazo. La sesión, que comenzó con relativa tranquilidad, fue traduciendo en recortes el, progresivo desencanto que suelen traer consigo las evidencias lo que, en la práctica, supone el desmantelamiento de una serie de posiciones que todavía esperaban el prometido recorte de los tipos de interés.El banco emisor demostró a través de la subasta de certificados que las recientes advertencias efectuadas por sus responsables no deben ec...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

El IPC de septiembre ha confirmado las sospechas de los inversores y ha dado la razón al Banco de España sobre la imposibilidad de bajar los tipos de interés a medio plazo. La sesión, que comenzó con relativa tranquilidad, fue traduciendo en recortes el, progresivo desencanto que suelen traer consigo las evidencias lo que, en la práctica, supone el desmantelamiento de una serie de posiciones que todavía esperaban el prometido recorte de los tipos de interés.El banco emisor demostró a través de la subasta de certificados que las recientes advertencias efectuadas por sus responsables no deben echarse en saco roto y que tenemos tipos de interés elevados para rato.

El índice de la Bolsa llegó a perder hasta 2,24 puntos en medio de una clara presión vendedora, aunque poco después del mediodía y coincidiendo con la apertura de Wall Street se intentó una mejora que esta vez tenía mucho de milagrosa, ya que parece dificil que el dinero, incluso el más especulativo, siga a las instituciones en sus movimientos de apoyo.

El volumen, muy bajo, sólo destacó cuando la capacidad de absorción de algunos valores se puso en marcha. El índice, gracias a esa llegada providencial de dinero, bajó tan sólo 1,45 puntos.

Archivado En