Los hermanos Chaumet vendieron miles de millones en joyas sin ningún recibo

El juicio por la présunt4 quiebra fraudulenta cometida en 1987 por los célebres joyeros franceses Pierre y Jacques Chaumet está sacando a la luz pública algunos de los secretos mejor guardados de la plaza Vendôme, cuna de las joyerías de París. Católicos practicantes, los hermanos Chaumet exigían certificado de bautismo a todos sus empleados; sin embargo, con sus clientes -monarcas árabes, artistas de Hollywood, políticos y empresarios europeos, dictadores del Tercer Mundo- mantenían relaciones de absoluta confianza y discreción que incluía el cierre de operaciones millonarias sin ningún tipo ...

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El juicio por la présunt4 quiebra fraudulenta cometida en 1987 por los célebres joyeros franceses Pierre y Jacques Chaumet está sacando a la luz pública algunos de los secretos mejor guardados de la plaza Vendôme, cuna de las joyerías de París. Católicos practicantes, los hermanos Chaumet exigían certificado de bautismo a todos sus empleados; sin embargo, con sus clientes -monarcas árabes, artistas de Hollywood, políticos y empresarios europeos, dictadores del Tercer Mundo- mantenían relaciones de absoluta confianza y discreción que incluía el cierre de operaciones millonarias sin ningún tipo de recibo.

Calvos, con gafas de miope, elegantemente vestidos, los Chaumet se sientan con actitud cardenalicia ante el tribunal correccional de París. Cruzan las piernas, colocan las manos sobre el regazo y, con muchos suspiros y lloros, aceptan la gran mayoría de las acusaciones. Su bancarrota, en junio de 1987, provocó uno de los mayores escándalos en la industria del lujo de nuestro tiempo. Presuntos responsables de un agujero de 1.700 millones de francos (más de 30.000 millones de pesetas), Pierre y Jacques Chaumet pueden ser condenados a 5 años de prisión cada uno.Lo que más parece afectar a los joyeros es el acceso de la opinión pública a las interioridades de una casa cuyo principal capital era el secreto. Desde los tiempos de Napoleón, de quien ya era proveedor Etienne Ninot, ancestro de los Chaumet, la joyería de la plaza Vendome era tan hermética como un confesionario. Funcionarios judiciales, periodistas y ciudadanos en general reviven ahora las escenas de compraventa y prestamo desarrolladas durante décadas en un escenario de luces tamizadas y maderas nobles.Ventas en efectivo

El-,caso del collar de la princesa Minnie de Beauveau-Craon es revelador. Ella asegura que los joyeros vendieron sin su consentimiento un collar de perlas en febrero de 1984. Ellos afirman que la venta se hizo con permiso de la princesa y que ésta cobró en dinero efectivo a petición expresa. El problema es que no hay ningún recibo de la operación.

La inexistencia de papeles con el objetivo, de burlar a las autoridades fiscales, era, reconocen los Chaumet, una práctica corriente en su casa. Asimismo, aceptanhaber falsificado las cuentas de su negocio, haber engañado a los

,bancos, haber prestado a sus clientes a tipos de interés muy elevados y, sobre todo, haber obtenido créditos oficiales por un valor de 2 79 millones de francos para la exportación de mercancías que nunca existieron.

Algunas de esas exportaciones de joyas inexistentes tenían como destinatario un tal Ben Cherif, nombre en clave de Hassan II. El monarca marroquí era, por lo demás, fiel cliente del establecimiento y amigo personal de sus propietarios. Pierre Chaumetse encontraba en el palacio de Skirat cuando en el verano de 1971 un grupo de militares amotinados intentó asesinar al descendiente del profeta Mahoma.

Fuentes judiciales francesas afirman que la caída de la casa Chaumet ha hecho perder al rey de Marruecos casi 43 millones de francos- Otros damnificados son Imelda Marcos, Liz Taylor, casi todos los emires del golfo Pérsico y el ex ministro francés de Justicia, Albin Chalandon. El caso del ex ministro es también complicado. Según el semanario Le Canard Enchainé, Chalandon pidió a los Chaumet que vendieran las joyas de su esposa, Salomé Murat. La operación, cifrada en unos 9 millones de francos, no fue registrada nunca en los libros de la joyer . ia ni en las cuentas personales del político.

Los Chaumet confiesan que empezaron a hacer trampas a gran escala a comienzos de los años ochenta, tras la brutal caída del precio de los diamantes, que devaluó sus fabulosos stocks de esa piedra preciosa. "Queríamos salvar nuestro negocio, queríamos salvar los puestos de trabajo", dice Jacques.

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