Tribuna:

Lo que yo diría

Todo ocurre como si los problemas de Oriente Próximo fueran por su esencia competencia de EE UU e Israel; los árabes, un estorbo al que se paga o se escarnece; los turcos e iraníes, milicias regionales a las que manejar al antojo; los europeos, testigos a los que habría que reducir a un papel de comparsa silenciosa; y el sistema de las Naciones Unidas, una máquina que se destruiría de buen grado tras haberse aprovechado abusivamente de ella.El mundo pagará caro el empecinamiento de Israel, ese pueblo "seguro de sí y dominador" que merece, sin duda, ser considerado, pero que acumula los desequi...

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Todo ocurre como si los problemas de Oriente Próximo fueran por su esencia competencia de EE UU e Israel; los árabes, un estorbo al que se paga o se escarnece; los turcos e iraníes, milicias regionales a las que manejar al antojo; los europeos, testigos a los que habría que reducir a un papel de comparsa silenciosa; y el sistema de las Naciones Unidas, una máquina que se destruiría de buen grado tras haberse aprovechado abusivamente de ella.El mundo pagará caro el empecinamiento de Israel, ese pueblo "seguro de sí y dominador" que merece, sin duda, ser considerado, pero que acumula los desequilibrios con grave riesgo de que se derrumben sobre él -y sobre nosotros- El mundo pagará cara la vanidad triunfante de George Bush y James Baker, cuyo objetivo no es, visiblemente, el de construir la paz, s¡no el de obtener una victoria sólo de fachada.

¿En qué consiste hoy el juego? En provocar pase lo que pase una conferencia evitando la participación de aquellos que plantean el problema. Hay algo de indecente y de insoportable en el decurso inspirado por Tel Aviv consistente en definir de tal modo al participante palestino que no se pueda seleccionar a ninguna persona representativa cuando, desde hace 20 años, en el seno de la OLP y en su entorno, los palestinos vienen mostrando excelentes cualidades humanas y políticas, un extraordinario valor y mucha inteligencia.

Me avergonzaría si fuera árabe, y me avergüenzo como demócrata y ciudadano del mundo, del espectáculo de este procedimiento que humilla sin construir y tiende a instalar la más frágil e injusta dominación. Me avergonzaría prestarme a, un procedimiento del que río puedo ignorar que no con(luce más que a una nueva guerra programada.

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Si yo fuera la OLP, y teniendo en cuenta la tarea realizada, rechazaría el transportín que se me ofrece (y, además, con la condición de que camufle mi rosco bajo una kuffiya color muralla). Si yo fuera el rey Hussein de Jordania, iría a la conferencia sólo para proclamar las verdades esenciales y para decir que no me quedaría ni un segundo más tras acabar mi discurso porque la conferencia no es realista y sí peligrosa.

Si tuviera alguna responsabilidad en Europa, diría también que rechazo el puesto de observador que se me ofrece. Y lo diría por varias razones:

- Cuando hace un año George Bush convirtió las Naciones Unidas en una máquina hasta el punto de hacer de la comunidad internacional una dócil sirvienta del sueño americano, se entendió que la intervención en favor de Kuwait era la primera manifestación de un nuevo orden internacional cuyas reglas se irían progresivamente precisando y cuyo concepto mismo exigía que se aplicara a todos por igual. Sin embargo, está claro que,'parafraseando a Francois Mitterrand, la conferencia es la manifestación más palpable de la voluntad americana de practicar la regla del doble peso y la doble medida. Me parece conforme al genio europeo buscar la solución del problema por otro camino, porque Europa ha aprendido, a un precio muy caro, el sentido de la medida. *- Europa ha aprendido, en efecto, en el transcurso de siglos de guerras, que su destino pacífico está ligado a un sutil equilibrio entre múltiples entidades nacionales. Cada vez que, a lo largo de su historia, una de esas entidades ha pretendido dominar el continente, la coalición de las otras se lo ha impedido. Y así hasta el día en que, una vez que todos han aceptado a los demás y respetado las fronteras establecidas, Europa ha podido pensar en su futuro. Europa sabe que no habrá paz en Oriente Próximo hasta que todos acepten a todos y, en particular, si los árabes aceptan a Israel, Israel a Palestina y si Irak vuelve a encontrar su lugar.

- Europa es el vecino más -próximodel mundo árabe cuyo comportan-uento general se verá detem-iinado por lo que pase en Oriente Próximo. Los Gobiernos pueden tener la ilusión del poder; las opiniones públicas pueden callarse momentáneamente, subyugadas por los acontecimientos; llega el tiempo de los pueblos, y el pueblo árabe tiene un sueño palestino que no deja de acariciar como su propio sueño. Cansada de errores y decepciones, la opinión pública árabe, hoy desorientada, se agrupará en tomo a una paz justa en Oriente Próximo o en tomo al más hostil islamismo. Lo que el mundo árabe elija es muy importante para Europa. Y es hoy cuando van a fijarse las premisas para ello.

_ Europa necesita una Conferencia sobre la seguridad y desarrollo del Mediterráneo, y lo que se está preparando la convierte en una perspectiva altamente improbable. Europa debe hacer su elección en relac»ón a dicha conferencia, lejos de las seducciones y amenazas norteamericanas.Si tuviera que decir qué posición debe tomar Europa hoy, diría que, teniéndose en cuenta a sí misma, a sus vecinos del Sur, a la paz en esta tierra que les es común, debe negarse a sancionar con su presencia un procedimiento que no es más que una desviación de la geografia, de la historia, de la cultura y del futuro.

Conociendo a los actores, no puedo creer que vayan a ir a ese encuentro para saborear las irresponsables torpezas de su joven primo y el increíble poder que el dinero, la adulación y la amenaza ejercen sobre el espíritu de príncipes vacilantes.

Pero ¿tendrá lugar la conferencia?

Edgard Pisani es director del Instituto del Mundo Árabe de París y asesor de Francois Mitterrand.

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