Las elecciones italianas en mayo, un balón de oxígeno para Andreotti

El Gobierno de coalición Italiano, el séptimo que preside Giulio Andreotti, ha decidido darse el último balón de oxígeno necesario para llegar íntegro al final de la legislatura, al ponerse de acuerdo sobre la reforma de la ley de pensiones -que hizo peligrar, esta semana, la armonía entre democristianos y socialistas-, así como el proceso de reformas institucionales y la celebración de las próximas elecciones en mayo o junio de 1992.Tres horas de negociación "útil y constructiva" entre el eterno Andreotti y los otros cuatro líderes de los partidos que integran el Gobierno (el socialist...

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El Gobierno de coalición Italiano, el séptimo que preside Giulio Andreotti, ha decidido darse el último balón de oxígeno necesario para llegar íntegro al final de la legislatura, al ponerse de acuerdo sobre la reforma de la ley de pensiones -que hizo peligrar, esta semana, la armonía entre democristianos y socialistas-, así como el proceso de reformas institucionales y la celebración de las próximas elecciones en mayo o junio de 1992.Tres horas de negociación "útil y constructiva" entre el eterno Andreotti y los otros cuatro líderes de los partidos que integran el Gobierno (el socialista Bettino Craxi, el socialdemócrata Antonio Cariglia, el liberal Renato Altissimo y el democristiano Arnaldo Forlani) devolvieron las aguas a su cauce.

La coalición gubernamental (a cuatro, desde que los republicanos la abandonaron hace tres meses) acordó mantenerse hasta el final de la legislatura y celebrar elecciones "al final de la primavera", según señaló Forlani; es decir, a finales de mayo o comienzos de junio, todo un récord en un sistema político que está habituado a las elecciones anticipadas.

Tras varias semanas de discusiones y encuentros partidistas en los que se manifestaron las diferencias entre socialistas y democristianos, la tensión arreció los últimos días, acentuada por el desacuerdo sobre la ley de pensiones, que pretende, entre otras cosas, retrasar la edad de jubilación de los 60 a los 65 años, un efecto inducido de la caída del índice de la natalidad.

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