Cartas al director

Rigor ortográfico

Escribe José Luis Paniagua en esta sección del periódico (30 de junio de 1991) sobre el rigor ortográfico de EL PAÍS, por ejemplo al citar el nombre del presidente checoslovaco. Aprovecho la ocasión para informar al señor Paniagua y a EL PAÍS de que el apellido del presidente no es, al menos en checo, Hável, sino Havel, sin acento (si no recuerdo mal, la moda de acentuar dicho apellido partió de Vargas Llosa en un artículo publicado en este periódico hace tiempo). En cambio, el nombre del presidente no es, como se recoge en EL PAíS, Vaclav, ni, como apunta el señor Paniagua, Vachlav, si...

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Escribe José Luis Paniagua en esta sección del periódico (30 de junio de 1991) sobre el rigor ortográfico de EL PAÍS, por ejemplo al citar el nombre del presidente checoslovaco. Aprovecho la ocasión para informar al señor Paniagua y a EL PAÍS de que el apellido del presidente no es, al menos en checo, Hável, sino Havel, sin acento (si no recuerdo mal, la moda de acentuar dicho apellido partió de Vargas Llosa en un artículo publicado en este periódico hace tiempo). En cambio, el nombre del presidente no es, como se recoge en EL PAíS, Vaclav, ni, como apunta el señor Paniagua, Vachlav, sino Václav, con acento. Desconozco las causas ocultas de esta transferencia acentual. La propuesta del señor Paniagua de transcribir al español Vaclav (sic) como Vachlav (sic sic) se apoya en un criterio falso: la grafía c del checo no se corresponde con la ch del español, sino que hace referencia a un sonido inexistente en la lengua cervantina; por tanto, escribamos Václav y prescindamos de transcripciones erróneas-

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