Cartas al director

Islamistas tunecinos

A continuación de las alegaciones y de las declaraciones engañosas de los islamistas citados en el artículo publicado el 2 de junio pasado bajo el título Los islamistas tunecinos se desmarcan de un supuesto complot antigubernamental, interesa llamar la atención de los lectores de EL PAÍS sobre las prácticas insidiosas y los engaños utilizados por los islamistas En Nahda para ocultar su verdadera vocación subversiva y violenta, atribuyendo al Estado tunecino su propio desprecio de los derechos del hombre y de la democracia.Explotando desvergonzadamente la libertad de prensa y de expresió...

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A continuación de las alegaciones y de las declaraciones engañosas de los islamistas citados en el artículo publicado el 2 de junio pasado bajo el título Los islamistas tunecinos se desmarcan de un supuesto complot antigubernamental, interesa llamar la atención de los lectores de EL PAÍS sobre las prácticas insidiosas y los engaños utilizados por los islamistas En Nahda para ocultar su verdadera vocación subversiva y violenta, atribuyendo al Estado tunecino su propio desprecio de los derechos del hombre y de la democracia.Explotando desvergonzadamente la libertad de prensa y de expresión, así como la buena fe de los periodistas, no vacilan en refutar pruebas innegables y las confesiones de sus propios partidarios arrepentidos que revelan con toda claridad, sin dejar lugar a dudas, la existencia de un complot premeditado y minuciosamente preparado por el movimiento llamado En Nahda para desestabilizar el país e instaurar un régimen teocrático despreciando la democracia, los derechos humanos, la tolerancia y la modernidad. Valores estos que el nueva Túnez comparte con Occidente.

Llegando a acusar a las autoridades tunecinas de "inventar" un complot y de practicar la tortura, mientras que estas mismas autoridades han amnistiado a los islamistas condenados por el antiguo régimen y aplican rigurosamente el convenio internacional contra la tortura (ratificado sin reservas en 1988), la propaganda islamista intenta en vano sabotear un proceso democrático, por lo demás, irreversible.

Rechazado y marginado por la inmensa mayoría de la sociedad tunecina, el islamismo oscurantista y retrógrado muestra hoy su verdadera dimensión violenta, tratando de embaucar a la opinión pública occidental mientras que, paradójicamente, el atioccidentalismo, el totalitarismo la intolerancia y la involución constituyen las piedras angulares de su discurso fundamental.-

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Embajador de Túnez en España. Madrid.

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