Defensa prepara una amplia reforma del Ejército para adaptarlo a la doctrina de la OTAN

El Ministerio de Defensa está preparando una profunda reorganización del Ejército de Tierra para adaptarlo a la nueva doctrina militar de la OTAN, según fuentes militares consultadas por EL PAÍS. A semejanza del modelo aprobado el pasado 28 de mayo en Bruselas por los ministros de Defensa de la Alianza Atlántica, las unidades del Ejército español se distribuirán en tres tipos de fuerzas: las de intervención, las de maniobra y las de defensa operativa del territorio, en orden inverso a su movilidad.

Las primeras estarán destinadas a participar en crisis y conflictos internacionales; las ...

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El Ministerio de Defensa está preparando una profunda reorganización del Ejército de Tierra para adaptarlo a la nueva doctrina militar de la OTAN, según fuentes militares consultadas por EL PAÍS. A semejanza del modelo aprobado el pasado 28 de mayo en Bruselas por los ministros de Defensa de la Alianza Atlántica, las unidades del Ejército español se distribuirán en tres tipos de fuerzas: las de intervención, las de maniobra y las de defensa operativa del territorio, en orden inverso a su movilidad.

Las primeras estarán destinadas a participar en crisis y conflictos internacionales; las segundas, que encuadrarán al grueso de los efectivos del Ejército, deberán estar preparadas para hacer frente a una agresión exterior; y las últimas, normalmente casi inactivas, se completarán con la incorporación de reservistas del servicio militar, en caso de movilización.El diseño del nuevo modelo figura, a grandes rasgos, en el Plan Estratégico Conjunto (PEC) aprobado por el Gobierno el pasado otoño, cuando ya estaban avanzadas las discusiones en el seno del Comité Militar de la OTAN, y se desarrollará en detalle dentro del PEC que debe estar listo para julio del año próximo.

En una primera fase, la reforma supondrá un cambio en la estructura del Ejército de Tierra, cuyas 15 brigadas se adscriben actualmente a los mandos operativos regionales y a la reserva general.

La FIR antes de fin de año

La reforma no se limitará a la estructura de mando y a las misiones adjudicadas a las distintas unidades, sino que afectará a la composición de las mismas.

El Estado Mayor de la Defensa (Emad) ultima actualmente los estudios sobre la futura Fuerza de Intervención Rápida (FIR) española, cuya creación se viene demorando desde 1988 pero que, en función de los compromisos adquiridos con la OTAN, debe constituirse antes de final de año.

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Los últimos estudios del Emad suponen un cambio radical respecto a los planteamientos iniciales, pues ya no se piensa en la mera creación de un Cuartel General de la FIR, al que se adscribirían unidades preexistentes y que se limitaría a tareas de planeamiento y supervisión de maniobras. La idea actual, sujeta aún a ratificación de las autoridades políticas, es que la FIR tanga carácter permanente, aunque se la pueda reforzar con unidades especializadas, como las de alta montaña, para misiones concretas, en función de sus características.

La FIR, que tendrá dimensiones algo mayores a las de una brigada -4.000 hombres, todos ellos profesionales-, contará en su seno con una Fuerza de Intervención Inmediata (FII), más reducida. Este grupo de élite, del tamaño de un batallón -varios cientos de soldados-, actuará como vanguardia de las fuerzas españolas en crisis imprevistas y "mostrará la bandera" mientras se desplaza el resto de la unidad, de despliegue más lento.

La creación de una FIR permanente obligará a reestructurar, si no a suprimir como unidades separadas, a la Brigada Paracaidista, la Legión o las Fuerzas Aeromóviles del Ejército de Tierra (FAMET), muchos de cuyos efectivos se integrarán en la misma. Entre las misiones de la FIR figurará la participación en crisis alejadas del territorio español, bien en cumplimiento del compromiso de asistencia mutua adquirido por España con sus socios de la OTAN, bien en conflictos fuera de Europa en los que decidía intervenir el Gobierno español.

Reducción de efectivos

La adaptación a la OTAN no es la única causa de la reestructuración del Ejército de Tierra. La reducción de la mili a nueve meses supondrá en la práctica la eliminación del 25% de los soldados de reemplazo y esta tendencia, paliada sólo en parte por el previsto incremento de profesionales, se acentuará al inicio del próximo siglo, debido a la caída de la natalidad.

Estudios internos del Ejército evidencian que ya ahora, con un servicio militar obligatorio de 12 meses, existe un déficit de más de 35.000 hombres y el nivel mínimo de operatividad (70%), sólo se alcanza durante tres meses al año.

No obstante, los mandos de Tierra, recién salidos del plan Meta, que redujo de 22 a 15 el número de brigadas, se oponen a una nueva reducción de unidades. Su propuesta pasa por completar las plantillas de las denominadas unidades tipo A, especialmente las fuerzas de intervención, y dejar "en cuadro" unidades de defensa territorial, que se completarían en caso necesario con la, incorporación de reservistas, licenciados del servicio militar hace menos de cinco años.

Entre los responsables del Ministerio de Defensa no se hace hincapié en la reducción de profesionales y unidades del Ejército a corto plazo. Las leyes de plantillas vigentes en nuestro país, que fijan en 56.000 los cuadros de mando de las Fuerzas Armadas, no se reformarán al menos hasta mediados de 1992, tras la aprobación del nuevo PEC. El documento sobre Fuerzas Armadas y Servicio Militar presentado por el PSOE en el Congreso elude la cuestión.

En todo caso, los citados responsables admiten que, "a lo largo de esta década, el Ejército deberá concentrar y reducir notablemente sus guarniciones, que son demasiadas y están demasiado dispersas". A principios del Siglo XXI, según las mismas fuentes, los efectivos totales de las Fuerzas Armadas no debería superar las 200.000 personas, cifra que hoy alcanza por sí solo el Ejército de Tierra.

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