Borís Yeltsin, junto a sotanas y cirios

El candidato a la presidencia de Rusia integra la religión en su campaña electoral

La Iglesia ortodoxa rusa, perseguida antaño por el poder comunista, está siendo utilizada activa y sistemáticamente en la campaña electoral de Borís Yeltsin, el ex dirigente del PCUS, hoy candidato favorito a la presidencia de Rusia. Los seis candidatos en liza para las elecciones que se celebran el próximo día 12 de junio tienen una actitud respetuosa hacía la Iglesia ortodoxa rusa, la confesión mayoritaria en la república, pero sólo Yeltsin ha convertido la religión en un elemento integrante de su campaña electoral.

Desde que fue elegido presidente del Sóviet Supremo de la Federación ...

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La Iglesia ortodoxa rusa, perseguida antaño por el poder comunista, está siendo utilizada activa y sistemáticamente en la campaña electoral de Borís Yeltsin, el ex dirigente del PCUS, hoy candidato favorito a la presidencia de Rusia. Los seis candidatos en liza para las elecciones que se celebran el próximo día 12 de junio tienen una actitud respetuosa hacía la Iglesia ortodoxa rusa, la confesión mayoritaria en la república, pero sólo Yeltsin ha convertido la religión en un elemento integrante de su campaña electoral.

Desde que fue elegido presidente del Sóviet Supremo de la Federación Rusa, Yeltsin ha cuidado sus relaciones con la Iglesia ortodoxa y ha estado presente, junto a sotanas y cirios, en festejos religiosos de diversa índole.El sábado, en un acto multitudinario en Moscú, Yeltsin prometió a la Iglesia ortodoxa que, de ser elegido presidente, le restituiría todos los bienes que le fueron confiscados por el Estado soviético. Después, el líder ruso se entrevistó con el patriarca de Moscú y toda Rusia, Alexei II, con quien discutió, según la agencia Tass, sobre las "nuevas posibilidades" recibidas como resultado del registro de la Iglesia como persona jurídica en el Ministerio de Justicia de Rusia. El reconocimiento de la personalidad jurídica de la Iglesia abre las puertas a las actividades comerciales de la entidad.

La restitución de la propiedad, confiscada especialmente durante la colectivización (1929-1934), la autorización de actividades económicas, la reducción de impuestos y el cese de la educación atea en la escuela estatal soviética son los cuatro puntos en los que el programa de Yeltsin resulta atractivo para la Iglesia ortodoxa rusa.

Yeltsin, que fue bautizado en su niñez en un pueblo de Sverdlovsk, no recibió educación religiosa y, en tanto que dirigente comunista, su ateísmo estaba fuera de duda, según Andréi Gariun, biógrafo del político. Sin embargo, ya en plena campaña electoral, Yeltsin, que dice reunirse a menudo con el patriarca y otros representantes del clero, ha empezado a expresar nuevas actitudes respecto a la religión.

Creer a medias

"Cuando estoy en el templo, pongo velas y ni a mí ni a mi esposa se nos hacen pesados en absoluto los servicios de cuatro horas. Y cuando salgo del templo, noto que algo nuevo y despejado ha entrado en mí", afirmaba Yeltsin al diario Izvestia. El líder ruso, sin embargo, dice no poder "santiguarse en público". "Hay algo que no me lo permite. Tal vez se trata de que no se puede creer sólo a medias. Además, el proceso de trabajo del alma es largo y no es sencillo, como lo fue en su tiempo la revisión del totalitarismo", afirmaba.Durante los festejos de Pascua, los televidentes soviéticos pudieron ver a Yeltsin en la catedral de BogoyavIenski de Moscú con un cirio encendido en la mano. En el diario conservador Sovetskaia Rossia, un lector expresaba la sospecha de que la pérdida de la "concepción materialista del mundo" de Yeltsin tenga elementos de maniobra electoral.

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Con sus deferencias hacia la Iglesia ortodoxa rusa, Yeltsin presenta batalla a los sectores más recalcitrantes ante su popularidad, nacionalistas rusos que siguen viéndole como el antiguo funcionario comunista de ideología cosmopolita y antirrusa. Los esfuerzos del político pueden granjearle cierta animadversión por parte de la numerosa comunidad musulmana de Rusia, pero parecen no caer en saco roto entre cristianos. La iglesia ortodoxa rusa aprueba la reforma de la dirección rusa y apoya a Borís Yeltsin.

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