'Hotel' para drogadictos y emigrantes

El viejo caserón situado en la esquina de las calles de Barbieri y San Marcos se ha convertido en una especie de hotel para drogadictos y emigrantes ilegales, pese a su estado ruinoso. Despide un olor nauseabundo desde que una treintena de individuos lo ocupan ilegalmente. El edificio es propiedad de los herederos de Miguel Enrique de Luna Velasco, según informó un dirigente vecinal.El inmueble fue declarado en ruinas hace un año. Alrededor de la pasada Semana Santa, un individuo del barrio hizo un agujero en la pared que da a la calle de Barbieri y decidió instalarse en la finca abando...

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El viejo caserón situado en la esquina de las calles de Barbieri y San Marcos se ha convertido en una especie de hotel para drogadictos y emigrantes ilegales, pese a su estado ruinoso. Despide un olor nauseabundo desde que una treintena de individuos lo ocupan ilegalmente. El edificio es propiedad de los herederos de Miguel Enrique de Luna Velasco, según informó un dirigente vecinal.El inmueble fue declarado en ruinas hace un año. Alrededor de la pasada Semana Santa, un individuo del barrio hizo un agujero en la pared que da a la calle de Barbieri y decidió instalarse en la finca abandonada. "Ese tipo se hizo el dueño y llegó a cobrar a los drogadictos por dejarles entrar a inyectarse", dice un industrial de la zona. "Pero luego vinieron los marroquíes y los negros... y le quitaron el negocio" añade.

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El agujero que sirve de puerta a la finca ha sido cegado varias veces. Pero tantas veces como se ha restaurado la pared, tantas veces ha vuelto a ser perforada. Junto al agujero hay una valla metálica que sirve de improvisada escalera para los toxicómanos, prostitutas e inmigrantes que entran y salen constantemente. Cuatro camisas y tres pantalones se secaban ayer al sol en uno de los balcones de la segunda planta.

"La zona se ha deteriorado mucho. Pero lo peor es que esa finca tiene vigas de madera revestidas de resina, y como un día haya un fuego, el barrio entero puede quedar reducido a cenizas", afirma un vecino. La casa, pese a su estado ruinoso y sucio, dispuso hasta ayer de luz y agua caliente, sin que nadie sepa cómo.

Los comerciantes de la zona creen que la llegada de inmigrantes africanos hasta el hotel de la calle de Barbieri se ha incrementado desde que la policía está ejerciendo mayor presión en la plaza de España.

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