Fallece otro paciente tratado con el acelerador de electrones del hospital Clínico de Zaragoza

Reyes Laíta, una paciente operada de cáncer de mama, que recibió tratamiento de radioterapia mientras estuvo averiado acelerador de electrones del hospital Clínico de Zaragoza, falleció ayer poco antes de las nueve de la mañana en dicho centro. Con ésta son ya 11 las víctimas tratadas con electrones -12 si se suma otra tratada con fotones- de un grupo de 27 pacientes que recibió exceso de radiación durante la avería de dicho aparato el pasado diciembre

El Insalud consideró ayer "posible" Una relación directa causa-efecto entre la muerte de Reyes Laíza y el tratamiento con el acelerador,...

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Reyes Laíta, una paciente operada de cáncer de mama, que recibió tratamiento de radioterapia mientras estuvo averiado acelerador de electrones del hospital Clínico de Zaragoza, falleció ayer poco antes de las nueve de la mañana en dicho centro. Con ésta son ya 11 las víctimas tratadas con electrones -12 si se suma otra tratada con fotones- de un grupo de 27 pacientes que recibió exceso de radiación durante la avería de dicho aparato el pasado diciembre

El Insalud consideró ayer "posible" Una relación directa causa-efecto entre la muerte de Reyes Laíza y el tratamiento con el acelerador, con lo que serían ya siete los enfermos fallecidos a causa del exceso de radiaciones reconocidos oficialmente por el Insalud. Quedan aún ingresados tres pacientes en el Clínico de Zaragoza y otro en un centro de Huesca. Asimismo continúa el proceso judicial, y ya han declarado ante el juez encargado del sumarlo unas 20 personas relacionadas con el acelerador, el Clínico y la compañía fabricante y encargada del mantenimiento del aparato, General Electric.Reyes Laíta era, con 35 años, la paciente más joven, y había sido operada de cáncer de mama el pasado mes de diciembre. Recibió 28 sesiones de radioterapia, que terminaron cuando se descubrió la avería del acelerador. Era natural de Torres de Berrellén (Zaragoza), donde hoy, será enterrada, y tenía dos hijos, de tres y nueve años, que necesitaron tratamiento psiquiátrico. Su marido, Ángel Franco, declaró que después de la operación y tras iniciar el tratamiento tenía grandes esperanzas de recuperación. Reyes nunca perdió la esperanza y no entró en coma en ningún momento.

Tratamiento adecuado

Desde que se detectó la avería en dicho acelerador de electrones, durante los días 10 al 20 de diciembre de 1990, se ha producido un goteo incesante de muertes. Tanto el director general del Insalud como directivos del Clínico reconocieron el día en que dieron cuenta oficial del accidente que se trataba "del caso más grave del mundo".

Responsables del Insalud informaron también que se haría todo lo posible para que los enfermos recibiesen el tratamiento adecuado, sin reparar en gastos. La recientemente constituida Asociación de Enfermos y Familiares de Afectados, que agrupa a 12 afectados, reclamó primero la presencia de una doctora canadiense, que fue rechazada por el Insalud al no tener la especialidad médica sino matemática.

Demanda en EE UU

Después, dicha asociación consiguió que el Insalud permitiera visitar a los pacientes y tener acceso a los informes al médico norteamericano James Gary Schwade, experto en radiología oncológica y catedrático de la Universidad de Miami (Estados Unidos), que estuvo la semana pasada en Zaragoza. En una conferencia de prensa manifestó que le parecía correcto el tratamiento que están recibiendo los pacientes.

Los pacientes, entre ellos Reyes, acogieron con cierta esperanza la presencia del especialista norteamericano. El portavoz de la citada asociación de afectados, José María Mariñoso, declaró que "no se puede negar ningún tipo de ayuda a estas personas que están sufriendo tanto. Aunque este especialista no aporte novedades respecto a: tratamiento actual, debe intentarse todo". El Insalud, pese a reconocer el expediente del médico norteamericano, acogió con cierto escepticismo su presencia en Zaragoza.

Dicho especialista llegó acompañado del abogado Michael Repiso, que se ha encargado de la demanda civil que la asociación de afectados va a interponer en Estados Unidos contra la empresa General Electric, compañía matriz de su homónima española, fabricante del acelerador y encargada de su mantenimiento. Si se confirma la responsabilidad civil de dicha compañía, las indemnizaciones podrían elevarse hasta cinco millones de dólares (unos 500 millones de pesetas) por cada uno de los afectados.

Paralelamente, el titular del Juzgado de Instrucción número 5 de Zaragoza, Javier Seoane, instruye otro sumario en el que ya han comparecido unas 20 personas, todas menos tres, en calidad de testigos. Figuran como inculpados el técnico de General Electric encargado de revisar el acelerador averiado, Mariano Compte, y las técnicas del Clínico Ester Millán y Araceli Hernández, esta última, jefa del servicio de protección radiológica.

El último en prestar declaración como testigo ha sido Santiago Millán, catedrático de Física de la Universidad de Zaragoza y ex jefe del servicio de protección radiológica del Clínico. En su comparecencia ante el juez denunció el "desinterés" del Insalud y de la dirección del hospital Clinico hacia el funcionamiento de la unidad de radioterapia y la falta de formación y carencia de licencia del personal que manejaba el acelerador. Milán dijo que cuando era jefe del servicio envió varios escritos al Insalud y a la dirección del Clínico denunciando tales deficiencias sin que recibiera respuesta. El Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) ha abierto un expediente al descubrir indicios de "incumplimiento" del reglamento de instalaciones radiactivas en relación con el fallo del acelerador.

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