Pekín y Moscú zanjan sus diferencias fronterizas

China y la URSS firmaron ayer un acuerdo sobre límites que zanja las diferencias entre estas dos potencias comunistas en el sector oriental de la larga frontera que las separa. El contenido del acuerdo no se revelaba en el comunicado de la agencia soviética oficial Tass pero, según medios cercanos a la Embajada de China en Moscú, el documento regula tanto diferencias territoriales como reducción de efectivos militares.

El acuerdo fue firmado en el Kremlin por el ministro de Exteriores de la URSS, Alexandr Besmértnij, que acaba de regresar de su gira por Oriente Próximo, y el jefe de la ...

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China y la URSS firmaron ayer un acuerdo sobre límites que zanja las diferencias entre estas dos potencias comunistas en el sector oriental de la larga frontera que las separa. El contenido del acuerdo no se revelaba en el comunicado de la agencia soviética oficial Tass pero, según medios cercanos a la Embajada de China en Moscú, el documento regula tanto diferencias territoriales como reducción de efectivos militares.

El acuerdo fue firmado en el Kremlin por el ministro de Exteriores de la URSS, Alexandr Besmértnij, que acaba de regresar de su gira por Oriente Próximo, y el jefe de la diplomacia china, Qian Qichen. En la ceremonia estuvieron presentes el presidente soviético, Mijaíl Gorbachov, y el secretario general del Partido Comunista Chino, Jiang Zemin.Fue precisamente en el sector oriental de la frontera chino-soviética cuando en 1969 se produjeron sangrientos enfrentamientos. Las negociaciones que periódicamente se han venido llevando a cabo después de esa fecha no habían logrado poner un punto final al contencioso entre ambos países.

Este acuerdo fronterizo no significa que la URSS esté dispuesta a colaborar estrechamente en este último campo y suministre armamentos modernos a China, opina el sinólogo Piotr Ivanov.

Por su parte. el presidente de EE UU, George Bush, anunció el miércoles en Washington que quiere otorgar a China la calificación de nación más favorecida comercialmente. La decisión ha sorprendido en el Congreso, donde los demócratas se oponen totalmente a esta medida como una forma de presión para que el Gobierno de Pekín inicie la reforma democrática, informa Albert Montagut.

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