Campaña electoral en el desierto sahariano

Mitin en favor de la marroquinización

La campaña del referéndum de autodeterminación del Sáhara ha empezado ya en pleno desierto. Cerca de 200 dirigentes políticos de la región se reunieron el pasado sábado 4 de mayo, a 80 kilómetros de El Aaiún, en medio de un paisaje grandioso y desolador. Se concentraron con la excusa de homenajear a un líder de la independencia marroquí fallecido en 1942, pero en sus discursos hablaron sobre todo de la unidad de la patria, del rey Hassan II y de la marroquinización del Sáhara. La locuacidad de los oradores contrasta con el silencio oficial de Rabat sobre la consulta.

El todoterreno del ...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

La campaña del referéndum de autodeterminación del Sáhara ha empezado ya en pleno desierto. Cerca de 200 dirigentes políticos de la región se reunieron el pasado sábado 4 de mayo, a 80 kilómetros de El Aaiún, en medio de un paisaje grandioso y desolador. Se concentraron con la excusa de homenajear a un líder de la independencia marroquí fallecido en 1942, pero en sus discursos hablaron sobre todo de la unidad de la patria, del rey Hassan II y de la marroquinización del Sáhara. La locuacidad de los oradores contrasta con el silencio oficial de Rabat sobre la consulta.

El todoterreno del gobernador de El Aalún, Saleh Zemrag, fue el primero en llegar a Tafudaret, paraje perdido en el centro del Sáhara occidental. Atrás había dejado las últimas casas del barrio de Jatarrambla, escenario, en junio de 1970, de la matanza del Tercio contra la población autóctona, y mucho más allá, las ruinas del fortín de Xerta, destruido por el ataque de la Armada de liberación marroquí a las tropas españolas en 1958. Una estela de polvo y arena había envuelto durante todo el viaje, de más de una hora, a una singular caravana de seis vehículos todoterreno repleta de notables.Alguien había ordenado trasladar hasta ese lugar en el desierto, junto a la tumba del morabito Cheik Mrabih Rabu, los retratos oficiales de Hassan II, las banderas rojas con la estrella y las alfombras multicolores tejidas en Fez, Marraquech y Taza. Las jaimas se habían instalado a pocos metros del humilde mausoleo de piedra y barro. Las mujeres y los niños deambulaban entre los corderos que se doraban lentamente y las perolas de cuscús y carne de camello.

Los dirigentes políticos de El Aaiún pronunciaron sus discursos en una nave destartalada, contigua a una mezquita en construcción, la única edificación del lugar, ante un auditorio formado por familiares del difunto y seguidores adictos. Hablaron sin cesar sobre la personalidad del santón, y recordaron que su padre, Ma el Ainin, fundó la ciudad santa de Esmara, y que desde su región, primero, y desde su exilio de Agadir, después, había luchado a favor del sultán de Marruecos y contra el imperio colonial francés y español.

Los oradores aprovecharon la ocasión para hablar insistentemente de la marroquinización del Sáhara, de la lucha por la independencia, del movimiento de resistencia nacional y sobre todo de Hassan II. Hubo asimismo alusiones indirectas al referéndum de autodeterminación del Sáhara. Pero Abderramán, un anciano poeta local, fue mucho más directo y contundente, y se refirió sin ambigüedades a la consulta de autodeterminación, y con un inexplicable poema explicó lo innecesario del referéndum. Acabó su lectura con una estrofa en la que reinvidicó "el Sáhara libre bajo el dominio de los alauíes". Entonces los reunidos estallaron en una salva de aplausos, mientras alguien anunciaba, discretamente, desde la puerta, que los corderos ya estaban casi listos.

Caravana hacia El Aaiún

A media tarde, mientras el sol empezaba ya a ponerse y un suave viento -taldia- acariciaba la colina, la caravana se puso de nuevo en marcha hacia la capital del Sáhara. Los responsables de la Administración de El Aaiún, horas antes de este acto político-religioso, habían afirmado no saber oficialmente nada sobre la consulta refrendarla y no haber recibido siquiera una directriz al respecto del Gobierno de Rabat, que mantiene un estricto hermetismo sobre el plan de Pérez de Cuéllar y las últimas decisiones del Consejo de Seguridad.

Conocer lo que pasa fuera, es entender lo que pasará dentro, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

El gobernador de la provincia de El Aaiún, Saleh Zemrag, ha roto este silencio por un instante. Ha meditado sus palabras para luego afirmar con contundencia que no cabe otro resultado que el de la marroquinización del Sáhara. A continuación se ha mostrado mucho más locuaz y ha dado su opinión sobre la consulta.

"¿Sabe usted qué es lo peor? Lo peor es que dentro de una misma familia habrá personas que podrán votar porque están incluidas en el censo de los es pañoles de 1974, mientras que otras no podrán hacerlo. Cuando menos, esto provocará una situación de perplejidad. Pero estamos dispuestos a obedecer a nuestro rey. Algunos políticos se opusieron en 1981 a la propuesta de celebración del referéndum y fueron arrinconados. No hay que olvidarlo".

En la otra punta del Sáhara occidental, en Bojador, a 180 kilómetros hacia el sur de El Aaiún, a medio camino de la antigua Villa Cisneros, se escucha el mismo discurso. Larosi Mohamed Lahbih, de 50 años de edad, diputado por el partido gubernamental Resemblement Nationale Independent, asegura también que no ha recibido instrucciones ni consignas de Rabat. Pero afirma que, "aunque no está de acuerdo con el referéndum, lo acatará por lealtad a nuestro señor".

El diputado Lahbih, un ex pastor nómada convertido en funcionario y político, declara, en perfecta sintonía con el gobernador de El Aaiún, que los ciudadanos de Bojador se han pronunciado sobre el futuro del Sáhara occidental y siempre a favor de Marruecos. Insiste en que los actos de vasallaje y las manifestaciones populares efectuadas a raíz de las dos visitas que Hassan II realizó a la región en 1986 y 1990 son una prueba de la marroquinidad.

Fuera, el faro de Bojador se yergue en el centro de la provincia más deprimida y marginada de las cuatro del Sáhara occidental -8.500 habitantes en una superficie de más de 100.000 metros cuadrados-. La torre es la única herencia que los españoles dejaron en la zona, asegura el diputado. Se siente orgulloso de esta población, que se mece entre el nomadismo y el sedentarismo, y habla con desprecio de aquellos de su tribu que abandonaron la región para ir a Tinduf con el Frente Polisario. "Están equivocados. Son hijos poco obedientes, pero son marroquíes. No necesitamos ningún referéndum", exclama tajante.

Archivado En