EL DEBATE SOBRE 'EL ESTADO DE LA NACIÓN'

Aznar califica el discurso del presidente como el de "Ias verdades a medias"

El Partido Popular adoptó ayer una actitud descreída ante una exposición de Felipe González que el máximo dirigente del centroderecha definió globalmente como "el discurso de las verdades a medias". José María Aznar, presidente nacional del PP, quien intervino por primera vez en un debate de estas características, reprochó al jefe del Ejecutivo haber desperdiciado 16 meses, después de haber anticipado precisamente las elecciones de 1989 para ganar tiempo, y le acusó de recurrir de nuevo a ofrecimientos genéricos que en el pasado han tenido escasa confirmación en los hechos.

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El Partido Popular adoptó ayer una actitud descreída ante una exposición de Felipe González que el máximo dirigente del centroderecha definió globalmente como "el discurso de las verdades a medias". José María Aznar, presidente nacional del PP, quien intervino por primera vez en un debate de estas características, reprochó al jefe del Ejecutivo haber desperdiciado 16 meses, después de haber anticipado precisamente las elecciones de 1989 para ganar tiempo, y le acusó de recurrir de nuevo a ofrecimientos genéricos que en el pasado han tenido escasa confirmación en los hechos.

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Desde esa prevención, expresada gráficamente -"usted, nos pide fe, pero nosotros le exigimos realidades; le pedimos que resuelva problemas, no que busque coartadas"-, Aznar delimitó con precisión las condiciones en que aceptaría un pacto con el Gobierno en favor de la competitividad. "Si ese pacto incluye desde la reforma fiscal a planes de desarrollo de las infraestructuras, nosotros lo estudiaremos", anunció. "Pero si lo que quiere es que los demás nos hagamos corresponsables de una mera limitación de los salarlos ya le adelanto que la respuesta será 'no-.El máximo dirigente del PP relató las contradicciones, o las inconsecuencias, en que han incurrido los socialistas, desde su punto de vista. Le recordó que ha sido su ministro de Economía, Carlos Solchaga, quien ha dicho que "éste es el país donde se puede ganar más dinero, no generar más riqueza o más empleo, en menos tiempo" y contrastó los propósitos gubernamentales de que los acontecimientos de 1992 sean "obra de todos" con la realidad de que los socialistas los patrimonializan "sin rubor".

Aznar lamentó que en los últimos 16 meses el Gobierno haya permanecido "sumido en la indecisión y la desconfianza", recordó que en 1989 González consideraba urgente una remodelación del Gabinete que ha realizado un año después y apeló a la dimisión de Guerra como la auténtica crisis del Ejecutivo. El líder del PP comentó con ironía que no puede creer que González haya esperado un momento en que la atención informativa se centraba en el conflicto del golfo Pérsico para aceptar la dimisión de Guerra porque González "no hubiese permitido nunca que los intereses de su partido determinaran una paralización política y administrativa de España".

"El parto de los montes"

Para el PP, la reciente remoción del Ejecutivo ha sido "el parto de los montes", sin que las novedades introducidas justifiquen la opinión de quienes consideran al nuevo Gabinete más capacitado técnicamente y más cohesionado. A juicio de Aznar,en 1990 Espana avanzó poco. Según el líder del PP, el crecimiento de los últimos años se ha sostenido sobre pies de barro; los precios continúan creciendo por encima del porcentaje registrado en los países que son nuestros clientes y cada vez cuesta más vender productos españoles, desde zapatos a servicios turísticos.

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El Gobierno ha conseguido atraer inversiones extranjeras, pero al precio de vender nuestro país como si fueran parcelas, según Aznar.

Aznar culpó a los socialistas de haber provocado bajo su mandato una dualidad social que acrecienta la división entre quienes disponen de un trabajo y quienes se encuentran en paro; entre quienes cuentan con una formación profesional que les permite aspirar al menos a un trabajo digno y los que carecen de ella. "Y la forma ción profesional es precisamente uno de los grandes fracasos de su política", sentenció Aznar mirando a González.

Para terminar, el presidente del PP describió lo que debería ser España y que en este momento no es: "Un país moderno es aquél donde la sanidad pública no es un peligro, las cartas llegan, los aeropuertos no se convierten en trampas o las carreteras son seguras. Un país moderno es aquél en que no es un sueño imposible tener una vivienda digna, unajusticia eficaz y una educación de calidad".

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