De las pinzas y la bolsita al 'chupi-can'

No debe de ser fácil combatir el cuarto de millón de deposiciones caninas que soportan a diario las calles madrileñas, al menos a tenor de las inútiles tentativas ideadas por los sucesivos responsables municipales de limpieza. Se ha llamado a la colaboración ciudadana, amenazando con multas o facilitando pinzas recogedoras. Se ha recurrido a la moderna tecnología con motoscaca al estilo parisiense. Y hasta se llegó a pensar en poner evacuatorios exclusivos para los perros. El último invento se llama chupi-can, y es muy similar a la moto-caca (el concurso para su adquisició...

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No debe de ser fácil combatir el cuarto de millón de deposiciones caninas que soportan a diario las calles madrileñas, al menos a tenor de las inútiles tentativas ideadas por los sucesivos responsables municipales de limpieza. Se ha llamado a la colaboración ciudadana, amenazando con multas o facilitando pinzas recogedoras. Se ha recurrido a la moderna tecnología con motoscaca al estilo parisiense. Y hasta se llegó a pensar en poner evacuatorios exclusivos para los perros. El último invento se llama chupi-can, y es muy similar a la moto-caca (el concurso para su adquisición quedó desierto; los fabricantes se presentaron fuera de plazo). Se trata de una moto con cabina y trompa manual que absorbe las deposiciones.El Ayuntamiento, de momento, está experimentando el modelo, un prototipo español, al que encuentra un gran problema: necesita dos operarios para funcionar, un conductor y un trompero. El "excesivo" personal que requiere puede hacer peligrar la adquisición del invento, según los responsables municipales.

Evacuatorios perrunos

La lista de medidas frustradas antipolución es larga. En 1981, la Junta municipal de Arganzuela instaló un evacuatorio canino en una solar, al mismo tiempo que anunciaba la instalación de unas máquinas expendedoras de cogedor y escobilla. Cinco años más tarde se le ocurrió al equipo de Gobierno socialista regalar un millón de cartulinas para recoger los excrementos. También se advirtió que las sanciones ascenderían a 25.000 pesetas.Más ideas frustradas entre 1986 y 1987: se creó una zona reservada para perros en el parque del Retiro que hubo los dueños que cerrar porque dejaban sueltos a los animales y éstos se iban a otras zonas del parque. Se pintaron señales en el suelo, que fueron robadas, que indicaban con un perro y una flecha la situación de las alcantarillas. Se comercializaron unas pinzas especiales para recoger los excrementos, que podía llevarlas el animal al cuello. Hasta se llegó a anunciar la creación de un evacuatorio circular de hormigón con sistema de autolimpieza. Pero los perros siguen teniendo necesidades al menos dos veces al día.

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