EE UU e Irak se acusan mutuamente de provocar una gran marea negra en el Golfo

El golfo Pérsico puede convertirse en una gigantesca mancha de petróleo que deje chica la catástrofe ecológica ocurrida en 1989 cuando el supertanque Exxon Valdez derramó su contenido de oro negro junto a las costas de Alaska. Estados Unidos denunció ayer que Irak está bombeando "millones de litros de crudo" de los pozos de Kuwait al Golfo para dificultar el inevitable desembarco de las fuerzas aliadas. El régimen de Bagdad, sin embargo, echa la culpa a la aviación estadounidense, que supuestamente ha provocado el desastre ecológico al bombardear dos petroleros.

"El derrame de petróleo ...

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El golfo Pérsico puede convertirse en una gigantesca mancha de petróleo que deje chica la catástrofe ecológica ocurrida en 1989 cuando el supertanque Exxon Valdez derramó su contenido de oro negro junto a las costas de Alaska. Estados Unidos denunció ayer que Irak está bombeando "millones de litros de crudo" de los pozos de Kuwait al Golfo para dificultar el inevitable desembarco de las fuerzas aliadas. El régimen de Bagdad, sin embargo, echa la culpa a la aviación estadounidense, que supuestamente ha provocado el desastre ecológico al bombardear dos petroleros.

"El derrame de petróleo no tiene significación militar", aseguró un indignado George Bush, que calificó a Sadam de "enfermo", y su supuesta acción, de "terrorismo medioambiental". El portavoz del presidente de EE UU, Marlin Fitzwater, añadía en la Casa Blanca que "la deducción obvia es que se pretende impedir una operación anfibia". Para el régimen de Sadam Husein, sin embargo, este vertido masivo de crudo al mar -la mancha petrolifera tenía esta madrugada más de 15 kilómetros de anchura y se dirigía hacia Arabia Saudí- es una muestra más de la insensibilidad de EE UU hacia el medio ambiente, según una carta que hizo circular ayer por las Naciones Unidas.El régimen de Bagdad sigue entretanto empeñado en conseguir que Israel entre en la guerra, a nueve días del inicio de las hostilidades. Anoche, una vez más, misiles Scud iraquíes hicieron blanco en Tel Aviv, causando un muerto y numerosos destrozos, aterrorizando a la población y sumiendo en la más profunda ira a los gobernantes israelíes, atados de pies y manos por las presiones de EE UU para que permanezcan al margen de la guerra.

En Riad, capital de Arabia Saudí, otro Scud iraquí mató a una persona y destruyó un ala de un edificio gubernamental en el centro de la ciudad. En el ataque contra Israel, las baterías móviles de Sadam Husein lanzaron siete misiles y tres de ellos lograron burlar el contraataque de antimisiles estadounidenses Patriot.

Estados Unidos, con el envío de nuevos refuerzos, está a Punto de contar en el Golfo con idéntico número de efectivos que en el periodo más crítico de la guerra de Vietnam: medio millón de hombres. Todo apunta, según los estrategas, a que el asalto final para liberar Kuwait no se producirá antes de la segunda quincena de febrero.

Por otra parte, la ministra portavoz del Gobierno español, Rosa Conde, aseguró ayer, al término de la reunión del Gabinete, que, en el caso de ataque iraquí contra Turquía, serían las fuerzas aliadas en el Golfo las que deben asumir la defensa de este país de la OTAN.

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