GUERRA EN ORIENTE PRÓXIMO

Cheney advierte que la guerra puede ser larga

El presidente norteamericano, George Bush, advirtió ayer a Irak, 14 horas después de la iniciación del bombardeo más masivo y preciso de la historia militar del mundo, que Estados Unidos y el resto de los miembros de la coalición están decididos a terminar la tarea que han empezado". El secretario de Defensa, Dick Cheney, que calificó de "alentadores" los primeros informes del campo de batalla, advirtió, sin embargo, que la guerra podría prolongarse "durante un periodo significativo de tiempo". Estados Unidos, con ayuda de aviones británicos, franceses, saudíes y los pocos kuwaitíes que pudier...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

El presidente norteamericano, George Bush, advirtió ayer a Irak, 14 horas después de la iniciación del bombardeo más masivo y preciso de la historia militar del mundo, que Estados Unidos y el resto de los miembros de la coalición están decididos a terminar la tarea que han empezado". El secretario de Defensa, Dick Cheney, que calificó de "alentadores" los primeros informes del campo de batalla, advirtió, sin embargo, que la guerra podría prolongarse "durante un periodo significativo de tiempo". Estados Unidos, con ayuda de aviones británicos, franceses, saudíes y los pocos kuwaitíes que pudieron escapar a los iraquíes, lanzó a primeras horas de la madrugada de ayer (hora española) lo que especialistas militares califican como el ataque aéreo más espectacular de la historia.

A las nueve de la noche (hora española), se reanudaron los bomhardeos masivos sobre Irak y también sobre posiciones iraquíes en Kuwait, con aviones B52G Harrier, F- 15, F- 16 y misiles Tomahawk, según informó el Pentágono en la madrugada de hoy. Las batearías antiaéreas trazaron de nuevo con sus balas el cielo de Bagdad. El ataque contra objetivos iraquíes en el emirato se había iniciado al mediodía. Según datos facilitados eri una comparecencia conjanta ante la Prensa por Cheney y el presidente de la junta de jefes de Estado Mayor, general Colin Powell, los aviones aliados llevaron a cabo en la primera fase de la operación "más de mil misiones de combate" contra objetivos militares iraquíes en Irak y en Kuwait.Las pérdidas hasta las nueve de la mañana de ayer, hora de Washington, (tres de la tarde hora española), eran mínimas, de acuerdo con los datos en poder del Pentágono. Estados Unidos sólo había perdido un avión F-18 de la Marina, y el Reino Unido un Tornado.

Un oficial de la fuerza aérea norteamericana en Arabia Saudí dijo: "Hemos utilizado prácticarriente todo el material a nuestra disposición". En palabras de Cheney, "los iraquíes deben preocuparse de nuestra disposición a utilizar todas las herramientas a nuestro alcance".

Las herramientas a que hizo referencia Cheney constituyen la más moderna panoplia de destrucción en poder de las fuerzas armadas norteamericanas. En la operación inicial, circunscrita hasta ahora a la batalla por el dominio del aire y a la destrucción de las instalaciones mifi tares iraquíes, tomaron parte la práctica totalidad de los 1.800 aviones enviados por Estados Unídos a la zona del Golfo.

La operación fue controlada y dirigida desde los centros de comunicación instalados en los aviones AWACS. Para las dos oleadas de bombardeo masivo de objetivos militares iraquíes -centros de comunicación, aeropuertos, bases militares, silos e instalaciones de armarriento químico y nuclear, algunas situadas cerca de la frontera con Turquía- fueron utilizados los F15E Águilas de Ataque, los F-16 Halcones, los F-4G Comadrejas Salvajes, los A-10 Truenos, los F- 111 utilizados para el ataque ordenado por Ronald Reagan contra Libia en 1986, los F- 117 invisibles, capaces de evadir el radar enemigo y los demoledores bombarderos de largo alcance B52, además de unidades de la aviación naval y de los marines.

Mientras estos aparatos volaban hacia sus objetivos en Irak y Kuwalt, escuadrillas de F-15 de la Fuerza Aérea, F-14 de la Marina y F- 18 de los marines patrullaban el espacio aéreo kuwaltí e iraquí a la espera de un contrataque de la aviación de Bagdad, que nunca se produjo.

Conocer lo que pasa fuera, es entender lo que pasará dentro, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Durante la operación fueron también lanzados un centenar de misiles Tomahawk de una precisión matemática desde los acorazados Wisconsin y Missourí, que habían tomado posiciones desde la pasada semana en el Golfo, cerca de Irak y Kuwait.

Un dato no aclarado por el Pentágono fue el destino de los helicópteros Apache utilizados en la primera fase de la operación, aunque todos los indicios apuntan a que su objetivo fueron las defensas iraquíes en Kuwait.

El secretario de Defensa advirtió a la nación sobre "triunfalismos prematuros" en lo que el Pentágono consideraba una campaña que podía prologarse "durante un cierto período de tiempo", y en la que, indudablemente, se producirían bajas. Sin embargo, Cheney añadió que la guerra continuaría hasta que se alcanzaran los objetivos fijados por el presidente, y que no eran otros que conseguir la retirada iraquí de Kuwait.

Visita sorpresa

Por su parte, el presidente Bush realizó una visita sorpresa a la sala de Prensa de la Casa Blanca para comunicar a los periodistas de guardia que Ias cosas parecen estar saliendo bien".

Estados Unidos tuvo que conseguir el oportuno permiso saudí antes de que sus aviones pudieran atacar las posiciones iraquíes desde el reino wahabita. A las ocho de la mañana hora de Washington, 2 de la tarde del miércoles hora española, el secretario de estado, James Baker, convocó al embajador de Arabia Saudí, príncipe Bandar Bin Sultan, a su despacho, para cornunicarle que horas más tarde, y contando con el beneplácito saudí, comenzaría la operación Tormenta del Desierto.

El embajador llamó al rey Fahd y pronunció una palabra secreta acordada previamente entre el monarca y Baker en la reciente visita del secretario de Estado a Riad. Fahol respondió con otra clave que significaba su asentimiento al ataque.

Archivado En