Un largo paseo artesano

Instalados 200 puestos en Recoletos

Victoria y José Miguel tienen su taller y su casa en Robledo de Chavela. Se han trasladado al centro de Madrid por unos días para vender sus rompecabezas. Los exponen en Recoletos, que por unos días es un mercado donde se venden miles de objetos artesanales en los 200 puestos de la tercera edición de la Feria Mercado de Artesanía.

Al lado de la madera de los rompecabezas de Victoria y José Miguel está la seda pintada a mano, el cuero, la plata o el cristal. Todo repartido en los 200 puestos de esta feria, un serio rival para las tiendas que en estas fechas pretenden vaciar sus existenci...

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Victoria y José Miguel tienen su taller y su casa en Robledo de Chavela. Se han trasladado al centro de Madrid por unos días para vender sus rompecabezas. Los exponen en Recoletos, que por unos días es un mercado donde se venden miles de objetos artesanales en los 200 puestos de la tercera edición de la Feria Mercado de Artesanía.

Al lado de la madera de los rompecabezas de Victoria y José Miguel está la seda pintada a mano, el cuero, la plata o el cristal. Todo repartido en los 200 puestos de esta feria, un serio rival para las tiendas que en estas fechas pretenden vaciar sus existencias.Los rompecabezas que fabrican Victoria y José Miguel van desde las 600 hasta las 4.000 pesetas, y están fabricados con madera de pino, chopo o castaño y coloreadas con pinturas "no tóxicas para los niños", indica Victoria. En otro puesto no muy lejano, María Cicuttini vende pañuelos, calzoncillos, camisas, Vestidos o cojines de seda pintada a mano. Sus precios, desde 24.000 pesetas un vestido hasta 600 un pasador para el pelo forrado con seda.

En total se han reunido 200 talleres, grandes y pequeños, que ofrecen sus productos: objetos de madera, cerámica, vidrio, metal, calidoscopios, piel, perfumes, cuero, telas, joyería, bisutería, instrumentos musicales, marionetas, lámparas de Tiffany, papeles y grabados, entre otros.

Los artesanos accedieron por concurso a su rincón en este paseo que entre feria y feria parece no tener un respiro. Veinte de los talle es pertenecen a otra comunidad, la asturiana, que con cierta timidez muestra sus objetos al final del mercado.

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