ADIÓS A LA 'DAMA DE HIERRO'

Tres candidatos al liderazgo

Michael Heseltine, Douglas Hurd y John Major se disputan el control del partido 'tory'

Los tres candidatos a la sucesión de Margaret Thatcher son personalidades muy definidas y con evidente prestigio en las filas del Partido Conservador británico. Michael Heseltine, de 57 años, y Douglas Hurd, de 60, son de la misma generación que la primera ministra. Como ella, tienen bien marcada la II Guerra Mundial, con todo lo que esto implica en la mentalidad británica y su visión de Europa. Los dos sirvieron con Edward Heath. John Major, de 47 años, pertenece a la nueva generación de delfines del partido tory, en quien confía la City, el centro del poder económico y financiero.

Los...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

Los tres candidatos a la sucesión de Margaret Thatcher son personalidades muy definidas y con evidente prestigio en las filas del Partido Conservador británico. Michael Heseltine, de 57 años, y Douglas Hurd, de 60, son de la misma generación que la primera ministra. Como ella, tienen bien marcada la II Guerra Mundial, con todo lo que esto implica en la mentalidad británica y su visión de Europa. Los dos sirvieron con Edward Heath. John Major, de 47 años, pertenece a la nueva generación de delfines del partido tory, en quien confía la City, el centro del poder económico y financiero.

Más información

Los conservadores se ven al borde del precipicio por vez primera en los 11 años de thatcherismo. Heseltine precisamente es uno de los muchos wets (moderados) que formaron parte del Gobierno de Thatcher y pasaron casi al anonimato tras abandonar el Gabinete por sus disensiones con la política monetarista de la primera ministra. Como titular de Defensa, opuso su postura proeuropea a la pronorteamericana de Thatcher y luchó a brazo partido contra su autoritarismo dentro del Gobierno. El enfrentamiento precipitó su dimisión en enero de 1986 por el asunto de la Westland, un consorcio británico que Heseltine quería vender a los europeos y Thatcher a los norteamericanos.Ya entonces era considerado como un peligroso rival de la primera ministra, pero bien por falta de apoyos, bien porque no considerase madura la situación, no quiso dar la batalla y ha esperado hasta ahora, aprovechando la dimisión del viceprimer ministro, sir Geoffrey Howe. Sabía perfectamente que Thatcher había tocado techo y era el momento de lanzar la ofensiva.

Las ideas políticas de Heseltine, plasmadas en sus libros y en su manifiesto de candidatura, difieren sustancialmente de las desarrolladas hasta ahora por el 10 de Downing Street, pero se le critica de estar fuera de la realidad. Su objetivo es suprimir las divisiones dentro del Partido Conservador en torno a la integración plena en Europa. La tesis sobre la pérdida de soberanía política y económica mantenida por Thatcher y un amplio sector conservador no es compartida por otro sector también amplio. Otro punto de su programa es la promesa de tratar a los ministros del Gabinete como seres humanos y no como criados. Howe acusó a Thatcher de no respetar los derechos constitucionales de sus ministros.

Hay un aspecto en sus ideas que ha puesto en guardia a las fuerzas económicas: Heseltine no tiene muy clara la divisoria entre el sector público y el privado. Se define como un capitalista con corazón (su fortuna se estima en más de 11.000 millones de pesetas) y dice que no forma parte de la filosofía tory "que haya tanta gente durmiendo en las calles de Londres". Hijo de una familia de clase media, cursó estudios en la Universidad de Oxford y accedió al Parlamento en 1966.

Novelas policiacas

Conocer lo que pasa fuera, es entender lo que pasará dentro, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Douglas Hurd, actual secretario del Foreign Office, es diplomático de carrera (fue durante 14 años embajador en Pekín, Roma y la ONU), y se le considera un leal colaborador de Thatcher. También lo fue del archienemigo de la primera ministra, Edward Heath. Ha desempeñado las carteras de Asuntos de Irlanda del Norte y del Interior. Nadie duda de su capacidad para desempeñar el cargo de primer ministro y líder del Partido Conservador, pero se le atribuye un defecto: no sabe nada de economía, algo que se considera poco menos que un crimen para el inquilino del 10 de Downing Street en los tiempos que corren. Hurd es un patricio del Partido Conservador, aficionado a la literatura. Escribe novelas policíacas en sus ratos libres. También se le atribuye un cierto toque de mandarín, como son definidos los altos funcionarios burócratas, que influyen decisivamente en el aparato del Estado.

Hurd es más pragmático que la primera ministra. Sus posiciones son proeuropeas, y pertenece al sector centrista del Partido Conservador, inclinándose hacia la izquierda, lo cual le permite hacer de puente entre la izquierda liberal del partido (wets, o moderados) y la derecha thatcherista (dries, o duros). Hurd ha dado talla de estadista en la gestión de la crisis del Golfo. Su padre y su abuelo fueron miembros del Parlamento. Estudió en Eton -el colegio de la aristocracia y de los ricos- y en la Universidad de Cambridge.

El tercer contendiente, John Major, actual canciller del Exchequer (ministro de Hacienda), pertenece a la nueva generación de futuros líderes conservadores. Es la estrella fulgurante de Thatcher y del partido.

Hijo de un trapecista

Para muchos es el vivo ejemplo de lo que ha cambiado el partido en los 11 años de thatcherismo. Si Thatcher es hija de un tendero, Major lo es de un trapecista, y es hombre que se ha hecho a sí mismo. A los 16 años dejó la escuela, trabajó como obrero, estuvo en el paro y luego entró como economista en el Standard Chartered Bank, donde hizo su carrera. Trabajando allí se convirtió en ayudante de Anthony Barber, ex canciller del Exchequer. Obtuvo un escaño en la Cámara de los Comunes en 1979, el año en que Thatcher consiguió el poder, y desempeñó el cargo de secretario del Tesoro. Su brillante labor al frente de ese departamento le valió ser fichado por la primera ministra. A pesar de su juventud y su relativa inexperiencia en el Gobierno no descarta su paso del número 11 de Downing Street (residencia del canciller del Exchequer) al número 10.

Archivado En