Epidemia infantil de 'Iepra blanca' en Perú

Un parásito que produce úlceras internas, externas y deformaciones mucocutáneas en el rostro, ayudado por su agente transmisor, el mosquito jején, habitante de las zonas tropicales o subtropicales del mundo, ha vuelto a aparecer con fuerza en dos áreas campesinas del Perú, atacando principalmente a la población infantil.Para gran parte de los pequeños, que a pesar de mostrar llagas abiertas siguen haciendo una vida más o menos normal, todo empezó con una diminuta picadura del jején que habiendo succionado sangre a un enfermo de uta o lepra blanca, como es denominada la leishmania...

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Un parásito que produce úlceras internas, externas y deformaciones mucocutáneas en el rostro, ayudado por su agente transmisor, el mosquito jején, habitante de las zonas tropicales o subtropicales del mundo, ha vuelto a aparecer con fuerza en dos áreas campesinas del Perú, atacando principalmente a la población infantil.Para gran parte de los pequeños, que a pesar de mostrar llagas abiertas siguen haciendo una vida más o menos normal, todo empezó con una diminuta picadura del jején que habiendo succionado sangre a un enfermo de uta o lepra blanca, como es denominada la leishmaniasis en Perú, le transmite el parásito a su corriente sanguínea a los ocho días de haberse contaminado el mosquito. Los síntomas pueden aparecer con fiebres graduales o repentinas y granos indoloros o ulceraciones crecientes y dolorosas, al cabo de una semana o muchos meses más.

Las lesiones resultantes de la infección por leishmaniasis pueden ser una sola o varias, localizadas en diferentes partes del cuerpo y dependiendo de su tipo hacerse fuerte en tres áreas del cuerpo que dan nombre a la clase de uta que afecta a cada paciente: visceral, cutánea y de las mucosas nasal, bucal, laringofaríngea, que deforma, se le llama específicamente espundia y tanto como la primera, al no ser tratada puede ser mortal.

Una de las características de esta enfermedad es que las úlceras pueden aparecer o desaparecer, curarse completamente, pero también volver a presentar se hasta varios años después, hacerse crónicas, ser únicas, múltiples o difusas.

A pesar de la llamada de socorro lanzada desde algunos territorios, las autoridades centrales peruanas apuntan que la falta de recursos financieros, de insecticidas y remedios apropiados para atacar la uta hacen lento y difícil el ataque. Un informe reservado sobre la uta en Perú, elaborado por el Instituto de Medicina Tropical de la universidad limeña Cayetano Heredia señala que, a pesar de que en la actualidad la uta es la segunda enfermedad parasitaria más importante en este país, para una proporción importante de sanitarios y para la población en general, las leishamaniasis son relativamente desconocidas.

Destaca igualmente que el número de casos nuevos comunicado al Ministerio de Salud se incrementa año a año, estableciendo que desde 1982 hasta 1988 la tasa de casos registrados ha aumentado de 10,58 a 21,78 casos por cada 100.000 habitantes.

Dolencia de emigrantes

Propia de las zonas rurales, más que urbanas, la uta es, según este informe, muy frecuente en territorios con movimientos migratorios ocasionados por razones económicas, la subversión o el narcotráfico, afirmando que "los emigrantes recientes presentan la enfermedad con mayor frecuencia y severidad que los residentes habituales de estas zonas". Como dato, recordar que en Colombia, hasta hace pocos años, los medicamentos contra la uta fueran controlados por el Ejército.

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