Cartas al director

El neofascismo 'abertzale'

No sé de dónde se saca Víctor Gómez Pin que pretendo encabezar una cruzada contra el nacionalismo vasco. Lejos de ser una soflama, mi artículo del 26 de octubre (La imposible sutura) se limitaba a retirar los supuestos del repentino (y sorprendente) entreguismo de Gómez Pin a las tesis del abertzalismo radical. Todavía espero que me demuestre la falsedad de una sola de mis afirmaciones.Ninguna de ellas ha sido desmentida por los resultados de las últimas elecciones autonómicas. Gómez Pin sabe -o debería saber- que el miedo se introduce en las conciencias, en el inconsciente, en l...

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No sé de dónde se saca Víctor Gómez Pin que pretendo encabezar una cruzada contra el nacionalismo vasco. Lejos de ser una soflama, mi artículo del 26 de octubre (La imposible sutura) se limitaba a retirar los supuestos del repentino (y sorprendente) entreguismo de Gómez Pin a las tesis del abertzalismo radical. Todavía espero que me demuestre la falsedad de una sola de mis afirmaciones.Ninguna de ellas ha sido desmentida por los resultados de las últimas elecciones autonómicas. Gómez Pin sabe -o debería saber- que el miedo se introduce en las conciencias, en el inconsciente, en las urnas y donde haga falta. El miedo guarda la parra nacionalista, que en el País Vasco es la viña del Señor.

Por muy santas que sean las intenciones de Gómez Pin, su discurso reproduce fielmente el de Herri Batasuna: para que ETA deje de matar, para que los españoles puedan vivir en paz en el País Vasco, es necesario ceder a las exigencias de los agresores. Lo peor es que Gómez Pin cree sinceramente que así terminaría la caza del joven uniformado. Los dirigentes del bloque KAS saben muy bien que la rendición del Estado de derecho permitiría levantar la veda de los no nacionalistas en general, lleven o no uniforme.

Sigo creyendo que hay que resistir al neofascismo abertzale. Cierto que ETA se ha especializado hasta ahora en asesinatos de militares, miembros de las fuerzas de orden público, fiscales, magistrados y hosteleros. No es imposible, sin embargo, que la emprendan algún día con los profesores de la Universidad. Pero, si se diera el caso, Gómez Pin no tendría que temer por su integridad. A él no le tocaría un pelo. -Jon Juaristi.

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