A bordo del 'Santa María'

Es inconcebible que la mítica inteligencia del todopoderoso imperio haya descuidado su trabajo y permitido con su incuria que el bárbaro de Oriente esté poniendo en jaque a César y, de paso, en peligro la paz del mundo entero -esta vez en serio- Pronto, si salimos con bien de ésta, alguien fabricará enseguida otro Noriega para rentabilizar el prestigio por la extirpación de nuevas amenazas a la libertad y hacernos olvidar así lo que ha sido el tremendo fiasco de unos servicios secretos que no tienen rival...Porque no hacía falta ser un lince. No era preciso tener la experiencia que se nos ...

Es inconcebible que la mítica inteligencia del todopoderoso imperio haya descuidado su trabajo y permitido con su incuria que el bárbaro de Oriente esté poniendo en jaque a César y, de paso, en peligro la paz del mundo entero -esta vez en serio- Pronto, si salimos con bien de ésta, alguien fabricará enseguida otro Noriega para rentabilizar el prestigio por la extirpación de nuevas amenazas a la libertad y hacernos olvidar así lo que ha sido el tremendo fiasco de unos servicios secretos que no tienen rival...Porque no hacía falta ser un lince. No era preciso tener la experiencia que se nos exigiría para ingresar de detective en la Central de Inteligencia. Tampoco hacía falta tener a mano una formidable red de espionaje entre las naciones del planeta. Bastaba haber leído un poco a Maquiavelo. Pues un caudillo exultante por su victoria sobre Irán; un hombre sin escrúpulos que había masacrado con armas químicas al kurdo; un guerrero así, al frente de unas tropas que no se habían sacudido aún el polvo ni limpiado la sangre enemiga en su uniforme; unos soldados ebrios por el pathos del combate, destinados al paro en la paz tan aburrida..., eran circunstancias, militar y políticamente, suficientes como para predecir que tenía que ocurrir "necesariamente" lo que ocurre. Estaba escrito. Más aún, estaba cantado. Pero, ¿dónde se había metido la inteligencia del imperio en vísperas del zarpazo sobre Kuwait?

Porque es preferible pensar que los aviones invisibles, los superagentes, los chips en un zapato, los satélites espía, la cuántica, los cerebros cegadores al servicio del Estado son como una cáscara de nuez en los mares del destino, antes que tener que sospecharnos que el desaguisado que amenaza ahora al mundo es obra de la propia inteligencia para cubrir el objetivo comercial de las empresas de armamento este año. Pero si todo hubiera sucedido por esta última razón, no tendríamos más remedio que rendirnos a la evidencia de que el hombre está diseñado y gobernado para y por la esquizofrenia.-