Cartas al director

El infernal verano de la villa

Los altavoces en quioscos y terrazas se han convertido en un problema serio para el Madrid de hoy: un problema, desde luego, absurdo e injustificable. Las quejas masivas por lo que al respecto ocurre vienen generando millares de escritos de protesta al Ayuntamiento y, además, bloquean, según se ha dado a conocer, los teléfonos de las organizaciones vecinales y los de la propia policía, quedando ésta así aislada de los ciudadanos y de sus urgencias más graves.Sin embargo, el Ayuntamiento sigue sin darse por aludido ante lo que sucede y sin querer entender lo que por infinidad de veces ya se le ...

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Los altavoces en quioscos y terrazas se han convertido en un problema serio para el Madrid de hoy: un problema, desde luego, absurdo e injustificable. Las quejas masivas por lo que al respecto ocurre vienen generando millares de escritos de protesta al Ayuntamiento y, además, bloquean, según se ha dado a conocer, los teléfonos de las organizaciones vecinales y los de la propia policía, quedando ésta así aislada de los ciudadanos y de sus urgencias más graves.Sin embargo, el Ayuntamiento sigue sin darse por aludido ante lo que sucede y sin querer entender lo que por infinidad de veces ya se le ha dicho: que la megafonía de los quioscos no es un abuso y un atropello porque esté más o menos alta o dure más o menos horas, sino porque funciona a diario, semana tras semana y mes tras mes.

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La actitud de los vecinos es equilibrada y razonable: aceptan los altavoces de las fiesta del barrio durante los tres o cuatro días que ésta dura. Pero les resulta, en cambio, insoportable -y ello es muy comprensible- ese castigo cotidiano de los quioscos megafónicos durante varios meses seguidos.

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Los quioscos siempre han existido en Madrid, pero nunca provocaron conflictos. Mientras que ahora son causa de grandes alteraciones en la vida de la ciudad y de los más elementales derechos de los ciudadanos, por culpa de la descabellada ocurrencia de permitir la megafonía en tales instalaciones, de la que deben volver a quedar totalmente libres, pues no hay nada en absoluto que justifique la situación que con esto se está sufriendo.-

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