Entrevista:

"Ni España, ni nadie, pedirá a los japoneses que se vayan"

Michael Heseltine, de 57 años, multimillonario en libras gracias a los beneficios del grupo Haymarket de revistas especializadas, salió abruptamente del Gobierno en 1986 por sus discrepancias con Thatcher sobre el destino del fabricante de helicópteros Westland, que él quería ver asociado con una firma europea frente a la inclinación norteamericana de la primera ministra. Son ya cuatro años largos de preparar una alternativa a Thatcher en los que el aspirante ha pronunciado más de mil discursos a lo largo y ancho del país.Estas intervenciones, aliadas a su carisma y a su estampa, le han conver...

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Michael Heseltine, de 57 años, multimillonario en libras gracias a los beneficios del grupo Haymarket de revistas especializadas, salió abruptamente del Gobierno en 1986 por sus discrepancias con Thatcher sobre el destino del fabricante de helicópteros Westland, que él quería ver asociado con una firma europea frente a la inclinación norteamericana de la primera ministra. Son ya cuatro años largos de preparar una alternativa a Thatcher en los que el aspirante ha pronunciado más de mil discursos a lo largo y ancho del país.Estas intervenciones, aliadas a su carisma y a su estampa, le han convertido en el segundo político más popular del conservadurismo británico. Heseltine tantea su asalto al poder en discretos cenáculos políticos y desde la modestísima oficina que como asesor mantiene en Haymarket.

Los vientos no soplan ahora en su favor y el candidato fantasma hace un mohín de hastío cuando a la pregunta sobre el porqué de la entrevista se le responde que tiene que ver con su posición de principal alternativa a Thatcher.

Pregunta. ¿Está harto de que se le considere el candidato al liderazgo conservador?

Respuesta. Sí, es algo muy, muy... Entiendo por qué lo hacen los periodistas, pero... (risas). He dicho tantas veces que Thatcher va a encabezar el Partido Conservador en Ias próximas elecciones y que va a ganar que no creo que tenga sentido insistir en ello una y otra vez.

P. También se dice que podría retirarse dos años después de su eventual triunfo y que entonces llegaría su momento.

R. Hay mucha gente que podría considerarse entonces. No tiene sentido anticipar quién está en alza y quién no.

P. Pero usted no deja de cultivar su imagen de alternativa, con discursos, libros, artículos de prensa sobre cuestiones candentes, de Europa al poll-tax.

R. Hay que ver el contexto. Cuando dejé el Gobierno en 1986 ya dije que no iba a dejar la política. Soy un político, tengo ideas, experiencia, y dije que estaba dispuesto a servir al partido en lo que me pidiese. El partido me ha pedido la colaboración en ocasiones y por eso he sobrevivido en política.

P. Un biógrafo suyo dice que cuando usted estudiaba en Oxford en los años cincuenta escribió: "En los noventa, Downing Street".

R. No me acuerdo. No va conmigo el hacer proyecciones. Lo que sí recuerdo, y entra en conflicto con eso, es mi idea en los cincuenta de que sería un logro entrar en los Comunes y luego que lo sería entrar en el Gobierno.

P. Quizá eran ideales o ambiciones de juventud. ¿Es usted un político soñador?

R. Creo que soy un político práctico. No se llega a ministro de Defensa si la gente no cree que tienes la cabeza fría. Hay un papel para soñadores en política, y si quieres jugar un papel encabezando la política de tu tiempo -no hablo del partido, sino de influir en la opinión pública- tienes que llevar las expectativas de la gente más allá que ellos mismos.

P. Usted siempre ha defendido una mayor integración británica en Europa, frente a la desconfianza que muestra Thatcher.

R. Estoy más interesado en la política británica que en la de la Comunidad. Veo Europa como una sociedad de Estados miembros que tienen más que ganar si están juntos que separados. No creo que España sea miembro de la Comunidad para ayudar a Francia o Alemania. Lo es porque piensa que va a ganar más de esa relacion que si estuviera fuera. Todos trabajamos en un medio ambiente europeo para reforzar nuestros intereses nacionales en el escenario europeo y, a través de él, reforzarlos en el escenario internacional. Gozaremos de mayor influencia en el mundo cuanto más estemos de acuerdo entre nosotros. Yo siempre buscaré que el Reino Unido comparta más de la dimensión europea, porque creo que es lo que demanda el interés del Reino Unido.

Europeos a regañadientes

P. Los sondeos de opinión muestran continuamente a los británicos como europeos a regañadientes. ¿No está Thatcher en sintonía con ellos?

R. Hay algo de eso, pero está cambiando rápidamente. La gente joven entiende mucho mejor qué es Europa. Nadie debe olvidar que el Reino Unido tuvo, una experiencia, no sólo con motivo del imperio, sino en la II Guerra Mundial, que fue única en términos europeos e influyó en la actitud y psicología de la gente.

P. ¿Es usted un conservador con rostro. humano?

R. (Risas). Sé a qué se refiere y se lo agradezco, por las cualidades que implica. El hecho es que el Partido Conservador ha ganado el poder y lo ha ejercido dutante más tiempo que ninguna otra fuerza política en la historia porque siempre ha atraído por encima de estrechos intereses sectoriales. Es lo que aquí llamamos el conservadurismo. de una sola nación.

P. ¿No se rompe ese conservadurismo tradicional cuando el Gobierno priva de los apoyos necesarios a los más, débiles?

R. Siempre se tiene esa sensación cuando la economía,no va bien y aparecen síntomas de descontento. Pero el auténtico problema de este país no es cómo incrementar el consumo sino cómo incrementar la inversión y crear riqueza. Si a algún grupo pertenezco en el Partido Conservador es al de los que quieren posponer el consumo para incrementar la inversión. La política que se preocupa por lo demás es la que dice -al contrario que el Partido Laborista y la izquierda que quizá no se pueda tener hoy lo que se desea porque en caso contrario no se plantan los árboles del futuro.

P. Eso suena a político que no teme perder votos. ¿Es fácil o dificil ser parlamentario de base, sin responsabilidad de Gobierno?

R. Yo me veo como un ex ministro con gran experiencia que, por ello y porque soy muy conocido, puedo tener puntos de vista diferentes, siempre en apoyo del conservadurismo, pero no siempre en apoyo del Gobierno.

P. Dicen que estar en el dique seco le ha cambiado, que el arrogante Heseltine del Gobierno es ahora un Heseltine amable.

R. Es cierto y natural. Desde 1967 a 1986 toda mi carrera política estuvo dirigida por los poderes en la cumbre del Partido Conservador. Me concentré en los trabajos que tenía, porque pensaba quesólo tenía que satisfacer al líder de mi partido. Nunca preví que fuera a quedar-me fuera de ese proceso y me quedé. El vacío que se había producido entre mí y los otros parlamentarios era visible.

P. ¿Lamenta haber dejado el Gobierno?

R. Lo lamenté en s'u momento y lo lamento ahora. Pero la cuestión es si hice bien y no dudo que sí.

P. ¿Debe dimitir un político cuando cree que ha llegado a un punto de ruptura o ha de buscar un compromiso?

R. En política casi todo gira en buscar un punto de acuerdo. Sólo rompes si crees que las cuestiones son tan importantes para ti que quedarías rebajado de forma inaceptable si te quedas.

P. Usted está preparando ahora un libro sobre Japón. ¿Qué ha aprendido y cuáles son las lecciones para Europa?

R. Lo más interesante es la forma de su sistema capitalista. Lo que Nissan hace en España, cómo trata a los obreros, los resultados que obtiene... Es muy interesante y no accidental. Lo que me interesa es ver si está apareciendo una competencia entre diversas formas de capitalismo.

P. ¿Tienen razón quienes intentan poner barreras a la expansión económica japonesa?

R. La pregunta es si España va a pedir a Nissan que se vaya. No lo va a hacer porque Nissan se Irá a Francia o a Grecia o al Reino Unido. La idea de que Europa va a rechazar a los japoneses no es realista. Los japoneses lo saben, usted lo sabe y yo lo sé.

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