Cartas al director

¿Honestos u honrados?

Cuando regresé de Estados Unidos en 1967, después de siete años de estancia por esas tierras, la gente se sonreía cuando usaba la palabra "honesto" en lugar de "honrado" al referirme a una persona íntegra. Ahora resulta que todos los políticos aseguran que son muy honestos, utilizando el vocablo honesto (honest en inglés) por honrado. La lengua inglesa, más pobre que la española, no tiene la forma de distinguir entre una persona honesta, esto es, virtuosa en castidad, pudor o recato, y la persona honrada, es decir, íntegra, recta en el resto de las virtudes como justicia, amistad, gener...

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Cuando regresé de Estados Unidos en 1967, después de siete años de estancia por esas tierras, la gente se sonreía cuando usaba la palabra "honesto" en lugar de "honrado" al referirme a una persona íntegra. Ahora resulta que todos los políticos aseguran que son muy honestos, utilizando el vocablo honesto (honest en inglés) por honrado. La lengua inglesa, más pobre que la española, no tiene la forma de distinguir entre una persona honesta, esto es, virtuosa en castidad, pudor o recato, y la persona honrada, es decir, íntegra, recta en el resto de las virtudes como justicia, amistad, generosidad, etcétera. Esta nueva tendencia nos lleva a confusionismo; así, cuando el sufrido ciudadano oye al presidente González decir que el partido socialista es muy "honesto", uno no sabe si se está refiriendo a la honestidad del señor Boyer en sus relaciones con doña Isabel Preysler o quizá a la honradez de don Juan Guerra.En fin, que cada cual piense lo que quiera, pero yo cada día ando más confuso. Así, cuando pongo la televisión para ver una película entretenida, utilizan una y otra vez la palabra "excitante" el lugar de "ernocionante". Son, sin duda, estos dichosos traductores, que no se dan cuenta que en inglés sólo existe un vocablo (excitement) para expresar dos ideas, la del excitamiento producida por el nerviosismo o la emoción que produce cierta afección pronunciada del sentimiento.

En fin, no veo por qué ese empeño en empobrecer nuestro idioma, bajándolo al nivel expresivo anglosajón (con perdón de todos ellos, a los que quiero y admiro por otras muchas virtudes, pero no necesariamente por su lengua). Menos mal que aún quedan bastiones como su diario, que defienden nuestra lengua con reciedumbre, a capa y e"spada, con artículos de académicos de la Lengua, periodistas de renombrado prestigio que paran el duro azote que sufre nuestro idioma. Sólo espero que los demás medios de comunicación sigan su ejemplo.- Luis de Larrauri.

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