Petición de 36 años para el acusado de matar a palos a una prostituta
La fiscalía de la Audiencia Provincial de Sevilla ha solicitado un total de 36 años de cárcel para Ceferino Castillo Espina, sevillano de 30 años de edad a quien acusa de "matar a palos" -con un bastón de los llamados picha de toro- a la mujer con la que convivía, María del Carmen Campos Molina, de 23 años. La acusación pública ha tipificado los hechos como constitutivos de un delito de asesinato con el agravante de ensañamiento y de otro de proxenetismo. Según el relato del fiscal, Ceferino Castillo -a quien le constan antecedentes penales por delitos de robo, receptación y quebrantamiento de...
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La fiscalía de la Audiencia Provincial de Sevilla ha solicitado un total de 36 años de cárcel para Ceferino Castillo Espina, sevillano de 30 años de edad a quien acusa de "matar a palos" -con un bastón de los llamados picha de toro- a la mujer con la que convivía, María del Carmen Campos Molina, de 23 años. La acusación pública ha tipificado los hechos como constitutivos de un delito de asesinato con el agravante de ensañamiento y de otro de proxenetismo. Según el relato del fiscal, Ceferino Castillo -a quien le constan antecedentes penales por delitos de robo, receptación y quebrantamiento de condena, entre otros- "obligaba a su mujer a ejercer la prostitución y a entregarle el producto de su tráfico carnal".La fiscalía de Sevilla declara que María del Carmen, que tenía un hijo de dos años fruto de la relación que mantenía desde 1987 con Ceferino Castillo, se dedicaba a la prostitución obligada por las 'fuertes palizas" que con frecuencia éste le propinaba y por temor a perder a su hijo, ya que Ceferino -sostiene el fiscal que ha calificado los hechos- la había amenazado con llevarse al niño si se negaba a ejercer la prostitución. Ambos y el niño vivían en chabolas derruidas del barrio de Chapina, de Sevilla.
El apaleamento ocurrió el pasado 5 de agosto de 1989, en un descampado frecuentado por prostitutas. María del Carmen cayó al suelo entre fuertes convulsiones y falleció instantes después. El procesado trasladó el cuerpo sin vida hasta las inmediaciones de la llamada calle X, de Sevilla, donde fue encontrado por la policía sobre las ocho de la mañana del día siguiente.