Los beneficios empresariales, junto a los salarios, aumentan la inflación, segun el Banco de España

SALVADOR ARANCIBIA El repunte de la inflación qur tuvo lugar en 1989, y que se mantiene en los primeros meses del ejercicio actual, no ha tenido su origen en la presión de los salarios, sino que más bien "se ha producido un avance excesivo de la demanda interior, que ha impulsado al alza tanto los salarios como -y sobre todo- los beneficios", se señala en el discurso del Gobernador del Banco de España, Mariano Rubio, ante el consejo general de la entidad celebrado ayer para presentar el informe anual sobre la evolución de la economía en 1989 y las previsiones para 1990.

El gobernador mo...

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SALVADOR ARANCIBIA El repunte de la inflación qur tuvo lugar en 1989, y que se mantiene en los primeros meses del ejercicio actual, no ha tenido su origen en la presión de los salarios, sino que más bien "se ha producido un avance excesivo de la demanda interior, que ha impulsado al alza tanto los salarios como -y sobre todo- los beneficios", se señala en el discurso del Gobernador del Banco de España, Mariano Rubio, ante el consejo general de la entidad celebrado ayer para presentar el informe anual sobre la evolución de la economía en 1989 y las previsiones para 1990.

El gobernador mostró su preocupación porque la convergencia con los países comunitarios que más han avanzado respecto a la lucha contra la inflación tienda a alejarse en la actualidad.El crecimiento del producto interior bruto en 1989 alcanzó, según el Banco de España, el 5,2%, cifra que es ligeramente similar a la registrada un año antes y que parece asemejarse a la que se mantiene en lo que va transcurrido de este año. Para el Banco de España, "Ia evolución de las principales variables económicas en los primeros meses de 1990 no deja de ofrecer motivos de preocupación", ya que "la economía española parece haberse asentado en torno a una tónica de comportamiento similar al registrado en la segunda mitad de 1989, con ritmos de crecimiento de la producción y el empleo parecidos a los de ese periodo".

Para el Banco de España, Ia renovada tirantez del mercado de trabajo, las revisiones al alza de la inflación esperada y el crecimiento de los beneficios de las empresas han favorecido una dinámica de alzas salariales incompatibles con la reducción del ritmo de crecimiento de los precios", que se acentúa para el futuro en la medida en que se han restaurado Ios mecanismos de indiciación que amenazan con consolidar los sesgos inflacionistas del último periodo".

Las previsiones del banco emisor sobre la evolución de la economía para este año muestran un cierto estancamiento respecto al año pasado, lo que arroja notables dosis de incertidumbre sobre el alcance del perseguido enfriamiento desde hace casi un año. Para la autoridad monetaria, "Ia detención del proceso de desaceleración de la demanda final ha hecho extraordinariamente lenta la reducción del ritmo de inflación, que, a tenor de lo observado en el primer trimestre, se prevé alcance un aumento en torno al 6% del índice de precios al consumo a lo largo de 199". Ello si se mantiene el comportamiento favorable de los precios de los alimentos no elaborados.

Tensiones salariales

Pero lo que preocupa a las autoridades monetarias es que "el exceso de presión de la demanda, la ampliación de los márgenes de beneficio y el empeoramiento de las expectativas de inflación han ocasionado un recrudecimiento de las tensiones salariales", que se ha traducido en que la tasa de incremento salarial negociado durante el primer trimestre se ha situado en el 7,4%, el aumento de los acuerdos plurianuales ha sido del 6,9% y los nuevos convenios firmados en 1990 hayan registrado un crecimiento salarial del 8,6%.

Estos incrementos salariales cifran el ritmo de avance de los costes unitarios del trabajo en torno al 7%, 1,5 puntos más que hace un año, mientras que el aumento previsto para los países del Sistema Monetario Europeo es del 2,5%.

Los aumentos de costes y precios que registra la economía española hacen, en opinión del Banco de España, que se produzcan pérdidas adicionales de competitividad, que se traducen en que, en el primer trimestre del año, las exportaciones de bienes y servicios registren tasas muy moderadas de crecimiento, mientras que las importaciones mantienen una notable resistencia a la desaceleración como consecuencia de la firmeza de la demanda nacional. Por ello, el Banco de España estima que el déficit de la balanza por cuenta corriente sea en 1990 del 3,5% del producto interior bruto, más de medio punto por encima del registrado el año pasado.

A la luz de estas cifras, el Banco de España considera necesario "reforzar la política de estabilización de la demanda con el fin de romper el proceso de deterioro de la competitividad y recuperar una senda de crecimiento estable".

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