TRIBUNALES

El juez condena a prisión al 'maniaco del ascensor'

El Juzgado número dos de Lérida ha condenado a 10 años y seis meses de prisión a Miquel Antoni Cabús, como autor de cinco delitos de agresión sexual y cuatro de robo con intimidación a mujeres de Lérida durante 1989.La sentencia señala que Cabús, de 22 años y de Juneda (Garrigues), conocido como el maníaco del ascensor, tiene una personalidad neurótica que no limita la conciencia y voluntad de sus actos. La sentencia, hecha pública ayer, considera probadas cinco de las siete agresiones sexuales de las que se acusó a Cabús. Por cada uno de estos delitos, el juez Ernesto García ha condena...

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El Juzgado número dos de Lérida ha condenado a 10 años y seis meses de prisión a Miquel Antoni Cabús, como autor de cinco delitos de agresión sexual y cuatro de robo con intimidación a mujeres de Lérida durante 1989.La sentencia señala que Cabús, de 22 años y de Juneda (Garrigues), conocido como el maníaco del ascensor, tiene una personalidad neurótica que no limita la conciencia y voluntad de sus actos. La sentencia, hecha pública ayer, considera probadas cinco de las siete agresiones sexuales de las que se acusó a Cabús. Por cada uno de estos delitos, el juez Ernesto García ha condenado a Cabús a la pena de seis meses de prisión. Por cada delito de robo con intimidación, el fallo establece una pena de cuatro años. El fiscal había solicitado un total de 39 años de cárcel.

El fallo establece que la manera de actuar del procesado era similar en todos los casos. Abordaba a las mujeres en el portal de sus casas, se introducía con ellas en el ascensor sin despertar ninguna sospecha por su apariencia [descrita por las víctimas como de buena persona], las intimidaba con una navaja y las hacía salir hacia el rellano de la escalera donde les exigía dinero. A continuación obligaba a las víctimas a tumbarse en el suelo boca abajo y realizaba prácticas masturbatorias sobre ellas.

La sentencia advierte el poco interés del acusado en la sustracción del dinero, dada la escasa cantidad exigida (entre 3.000 y 200 pesetas), y señala que el robo era un simple pretexto para abordar a las víctimas. El juez destaca "el valor cívico relevante no habitual" demostrado por las ofendidas, quienes a pesar de la hostilidad ambiental y al riesgo que entraña comparecer en un juicio de estas características mantuvieron a ultranza la segura convicción de la identidad del acusado.

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