Pablo, Martín Berrocal: "Los secuestradores son la escoria del género humano"

Pablo Martín Berrocal, liberado el pasado domingo en Quite, (Ecuador) tras permanecer 250 días en poder del Ejército de Liberación Nacional (ELN), manifestó ayer telefónicamente a este diario que "los secuestradores son la escoria del género humano", con lo que quería evidenciar que no padece ni por asomo el síndrome de Estocolmo. Este empresario de transportes y taurino, que permanece en Quito por indicación médica, afirmó que sus captores le habían tratado mal. "Me han hecho pasar hambre, sed, hambre de lectura de noticias; aporreaban mi puerta para evitar que durmiera, y me han amenazado in...

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Pablo Martín Berrocal, liberado el pasado domingo en Quite, (Ecuador) tras permanecer 250 días en poder del Ejército de Liberación Nacional (ELN), manifestó ayer telefónicamente a este diario que "los secuestradores son la escoria del género humano", con lo que quería evidenciar que no padece ni por asomo el síndrome de Estocolmo. Este empresario de transportes y taurino, que permanece en Quito por indicación médica, afirmó que sus captores le habían tratado mal. "Me han hecho pasar hambre, sed, hambre de lectura de noticias; aporreaban mi puerta para evitar que durmiera, y me han amenazado indirectamente". Martín Berrocal afirmó que no venderá la plaza de toros de Quito, de la que es dueño, pese a la experiencia vivida en Ecuador.

Martín Berrocal, desde la embajada española en la capital ecuatoriana, accedió ayer tarde a mantener una breve charla con este diario, a condición de que fuera breve: "Tengo problemas de tensión alta y hablando de estas cosas se me dispara a 170 pulsaciones por minuto. Tengo un pequeño descontrol". La tensión normal está entre 80 y 90 pulsaciones por minuto.Este problema retrasará el regreso a Madrid de Martín Berrocal hasta que se recupere su organismo. Su esposa indicó ayer que se encuentra sereno externamente, pero con una gran tensión interior. El ernpresario ya ha prestado declaración ante la policía ecuatoriana en dos ocasiones desde que fue liberado. Este empresario, que ha llevado la cuenta de sus 2,50 días de cautiverio, niega toda. sospecha de síndrome de Estocolmo. "Tengo en mi mente la realidad de todos los hechos que han pasado desde el 9 de agosto [inicio del secuestro]. Los secuestradores son la escoria del género humano".

Martín Berrocal afirma que los momentos más duros de su cautiverio fueron las Navidades y el pasado mes de marzo. "Ese mes sabía que iba a nacer mi primer nieto, mi hija cumplía años el dí 30 y el 19 era el día del padre. Yo les indiqué a los secuestradores todas estas circunstancias para que vieran que mi familia tendría mucho interés en que me liberaran en esos días. Intenté forzarles con lo del nacimiento de mi nieto. Pero llegó el mes de abril. Y entonces pensé que el momento idóneo) para mi liberación sería el domingo de resurrección. Y así ha sido. Siempre he tenido fe en Dios de que saldría bien de esto".

Primer nieto

Este abuelo de 55 años, recuerda, como esperaba como agua de mayo la frase que le dijo su yerno cuando le abrazó en Quito tras su liberación: "Has tenido un nieto". "El trato de los secuestradores fue cordial porque yo impuse que fuera así. Les pedía las cosas por favor". Incluso, en el momento de su despedida, no dudó en dar un abrazo a sus secuestradores: "Había conseguido el objetivo que me había marcado desde que me secuestraron y quise exteriorizar mi alegría de que todo acababa bien'.No obstante, Martín Berrocal afirma que sus custodios, dos ecuatorianos permanentemente encapuchados, si bien no le amenazaron directamente, sí lo hicieron de modo indirecto. "Sabía lo que podía ocurrir si no obedecía sus órdenes. Y cuando entraban con la pistola en el bolsillo en mi pieza, era una amenaza evidente". Cuando el pasado sábado a las 20 horas (madrugada del domingo en España) le indicaron que le iban a liberar, en ningún momento temió lo peor. "Estaba convencido. Tenía fe en que todo iba a terminar bien". Tras una vueltas que le parecieron interminables, fue depositado frente a la plaza de toros de Quito. Sólo en ese momento, según su versión, sus secuestradores dejaron de portar capuchas, pero asegura que se cuidó de verles el rostro, como le habían exigido. Martín Berrocal aseguró que en ningún momento fue informado sobre la evolución de las negociaciones del secuestro y que, pese a este hecho, no se ha planteado "nunca" vender la plaza de toros de Quito, de la que es propietario.

Por otro lado, las policías ecuatoriana y española continuará con sus investigaciones para dar con los captores de Pablo Martín Berrocal. La hija del empresario de transportes y taurino, Blanca, agradeció ayer al secretario de Estado para la Seguridad, Rafael Vera, el apoyo recibido de este departamento. Vera mostró su satisfacción por el final incruento del secuestro. Por su parte, la esposa, Blanca Paradela, afirmó que le daba igual si la policía seguía o no con las investigaciones: "Tengo a mi marido, lo demás me da igual, que sigan o no sigan".

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Un portavoz del Ministerio del Interior indicó que las pesquisas continuarían, por parte de las policías de Ecuador y España, si bien no necesariamente con la presencia continua de agentes destacados españoles en este país. La liberación del secuestrado permitirá agilizar las investigaciones policiales al no precisar ya tantas cautelas, según estas fuentes.

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