Tribuna:EL OMBUDSMAN

Miguelito y la fiebre amarilla

Miguelito, que miIitó en la liga de los sin bata, ha tenido la fiebre amarilla y no ha podido resistir la tentación de poner un watergate en su vida. El pasado 15 de marzo, en el rincón de la página de Agenda que ocupa diariamente en este diario, proclamaba: "... Y hablando de comisiones, porcentajes, sobres y otros dineros turbios..., los alcaldes cobran un tanto por ciento de todas y cada una de las obras municipales... ¿Por qué?".Las quejas, como reacción a la marea de demagogia cheli que nos aturde, no se han hecho esperar. Ambrosio Aguado Bonet, director general de Cooperaci...

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Miguelito, que miIitó en la liga de los sin bata, ha tenido la fiebre amarilla y no ha podido resistir la tentación de poner un watergate en su vida. El pasado 15 de marzo, en el rincón de la página de Agenda que ocupa diariamente en este diario, proclamaba: "... Y hablando de comisiones, porcentajes, sobres y otros dineros turbios..., los alcaldes cobran un tanto por ciento de todas y cada una de las obras municipales... ¿Por qué?".Las quejas, como reacción a la marea de demagogia cheli que nos aturde, no se han hecho esperar. Ambrosio Aguado Bonet, director general de Cooperación con la Administración Local de la Comunidad de Madrid, ha escrito para protestar por una viñeta que es "un paso más en la línea de descrédito generalizado y fácil de la clase política, y en este casó a costa precisamente de los administradores menos profesionalizados".

"Los alcaldes de los municipios españoles (de acuerdo con el informe jurídico que te remito) pueden, o bien cobrar una retribución fija, sueldo, que se establece y acuerda en el pleno y, por tanto es público (esto ocurre en los grandes municipios en los que la dedicación del alcalde a las tareas del gobierno municipal es exclusiva), o bici], y éste es el caso de la gran mayoría de nuestros casi 9.000 municipios, los alcaldes no cobran riada, salvo, si así lo acuerda la corporación, los gastos de traslados como consecuencia del ejercicio del cargo, o bien dietas que compensen la pérdida total o parcial de alguna jornada de trabajo".

Ambrosio Aguado afirma en su carta que ha decidido escribir al di ario porque afirmaciones de esté tipo coinciden peligrosamente "con el intento de desprestigiar indiscriminadamente a la clase política, alineándose con ello con los sectores más ultraconservadores, que encuentran beneficio enfangándolo todo".

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El secretario general de la Federación Española de Municipios y Provincias, Antonio Luis Hernández Hernández, también ha escrito para protestar. "El contenido del chiste, en nuestra opinión, es bastante desafortunado, ya que afirma que los alcaldes cobran un porcentaje de todas Y, cada una de las obras municipales,- ello, en un contexto de comisiones, porcentajes, sobres j, otros dineros turbios. Sólo cabe achacar a la ignorancia de las normas legales el que al señor Romeu se le haya ocurrido semejante chiste: es de dominio público que no existe ninguna norma que habilite a los alcaldes a cobrar un porcentaje de obra; lo que existe es una ley que autoriza al Ayuntamiento a cobrar una cantidad de dinero en concepto de licencia de obras; esta cantidad de dinero en modo alguno tiene nada que ver con comisiones, porcentajes, sobres y otros dineros turbios".

Romeu, padre de Miguelito, reconoce que metió la pata. "La he cagado totalmente. No sé cómo narices me ha salido. Puedes ofrecer mi cabeza, que sólo me sirve para sostener las orejas", comentó al ombudsman.

La gran Alemania

Kishor Viroomal y Rafael Ladreda han encontrado una similitud sospechosa entre el reportaje publicado en el suplemento Domingo del pasado 18 de marzo -La gran Alemania que viene- y artículos aparecidos anteriormente en el semanario británico The Economist (10 de marzo de 1990, página 26) y en el semanario norteamericano Nevi,sweek (26 de febrero de 1990, páginas 8 a 13).

"En la edición anteriormente citada de EL PAÍS se hace referencia a los políticos emergentes de la RDA. De las 12 descripciones realizadas, 10 coinciden literalmente con las aparecidas en Newsweek (sin citar fuente) y una undécima, la de Ibrahim Bohme, coincide con la realizada en 'The Economist' (también sin citar fuente). A este último caso de plagio habría que añadirle el de la incompetencia en la traducción, ya que se incluye el adjetivo bright (brillante) como nombre propio cuando de hecho en el artículo original de The Economist se utiliza dicho adjetivo para describir las cualidades percibidas de dicho político".

"Dejando aparte estos casos flagrantes de plagio", añade la carta, "el tono general del artículo de EL PAÍS es un mero parafraseo (refrito) de los artículos publicados en las mencionadas revistas. Resulta totalmente inadmisible en profesionales de un periódico de primera línea recurrir a contribuciones originales de otras publicaciones (aunque prestigiosas al menos) presentándolas al público lector como propias, no beneficiando dicha actitud a la reputaciòn, por otra parte merecida, de que goza su periódico tanto a nivel nacional como internacional".

Francisco G. Basterra, subdirector de la edición dominical, reconoce que se actuó incorrectamente. "Tratamos de realizar una historia periodística, muy pedagógica, con La gran Alemania que viene, dando más importancia de lo habitual en otros domigos a los apoyos informativos. Lo ms claro aparecido en Prensa internacional lo había publicado Newsweek y decidimos utilizarlo. Evidenteniente, visto el resultado, nos pasamos en la inspiración. Faltó labor de control y edición. No se atribuyó a la revista norteamericana, ni al The Economist británico, también mal utilizado, el cuadro de personalidades alemanas. Sí se hizo con la pieza de referencia histórica. La acumulación en el reportaje de ideas gráficas y documentación ajenas produce una impresión negativa, que lamento y que no responde al nivel de profesionalidad exigible a El PAÍS. Por lo demás, debo decir que el texto principal de¡ informe, firmado por nuestros periodistas en Alemania, es intachable y, no debe verse afi2ctado por la torpeza, que asumo, del fusilamiento de las piezas de documentación".

El teléfono directo del ombudsman es el 754 45 53 de Madrid.

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