Editorial:

El año del desarme

DOS PROCESOS históricos que están cambiando la situación en Europa, y en el mundo, se entrecruzan estos días en Moscú: el desarme, en el que la visita del secretario de Estado James Baker ha permitido realizar adelantos sustanciales, y la unificación de Alemania, también abordada durante la estancia de Baker y aspecto central de las entrevistas que Kohl y Genscher sostienen desde ayer con Gorbachov y Shevardnadze. La flexibilidad del líder soviético, que necesita éxitos en su política exterior para reforzar su posición interior, facilita la superación de varios de los obstáculos que obstruían ...

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DOS PROCESOS históricos que están cambiando la situación en Europa, y en el mundo, se entrecruzan estos días en Moscú: el desarme, en el que la visita del secretario de Estado James Baker ha permitido realizar adelantos sustanciales, y la unificación de Alemania, también abordada durante la estancia de Baker y aspecto central de las entrevistas que Kohl y Genscher sostienen desde ayer con Gorbachov y Shevardnadze. La flexibilidad del líder soviético, que necesita éxitos en su política exterior para reforzar su posición interior, facilita la superación de varios de los obstáculos que obstruían el camino del desarme.En esta cuestión, los avances logrados durante la visita de Baker a Moscú superan lo previsto. Sobre armas químicas, la URSS y EE UU han acordado destruir en un plazo rápido "una parte sustancial" de sus depósitos y realizar la destrucción, total en una segunda etapa, simultáneamente con la convención actualmente negociada que deberá garantizar la eliminación de esas armas en todos los países. Pero el progreso más espectacular es el que se ha logrado en la negociación sobre armas nucleares estratégicas, las armas que acabarían prácticamente con toda vida humana en el caso de ser empleadas. El tratado para reducirlas a la mitad chocaba con obstáculos técnicos insuperables si no había por parte de los gobiernos un mayor margen de confianza mutua. Es lo que parece haber ocurrido, y ello ha permitido superar diferencias sobre temas tan delicados como los misiles no instalados, los colocados en aviones o en navíos y la codificación de las pruebas de lanzamiento de misiles. El camino está, pues, abierto para que, en la cumbre Gorbachov-Bush prevista para mediados de junio en Washington, se firme el tratado que: reduzca en un 50% las armas nucleares estratégicas.

Por otra parte, resulta indispensable para una evolución positiva de Europa, en plena mutación con los cambios en el Este y en particular con la unificación de Alemania -que probablemente se va a realizar en un plazo más corto del previsto-, el que lleguen a buen término, en este mismo año, las negociaciones sobre reducción de efectivos y armas convencionales que se desarrollan en Viena. Después de un acercamiento de las posiciones de los dos bloques en lo referente a aviones, carros de combate y artillería, la última oferta de Bush, discutida entre Baker y Gorbachov en Moscú, ha permitido llegar casi a un acuerdo (la diferencia afecta a unos 30.000 hombres) sobre los efectivos que la URSS y EE UU podrán conservar en el espacio europeo. La cifra sería de 195.000 soldados, muy inferior a la barajada hasta ahora por la OTAN y por el Pacto de Varsovia.

El tema se traslada ahora de Moscú a la reunión que inician hoy en Ottawa los ministros de Exteriores de los países de la OTAN y del Pacto de Varsovia. Esta reunión, convocada para discutir el proyecto de cielos abiertos, servirá asimismo para acelerar la negociación sobre arma.s convencionales. Baker ha anunciado que consultará a los ministros de la OTAN sobre los avances hechos durante su viaje a la capital soviética. En cuanto al proyecto de cielos abiertos, puede tener gran importancia cuando se perfilan progresos en diversos aspectos del desarme. Su objetivo es que los aviones de un bloque puedan sobrevolar el territorio del otro para lograr así una mayor distensión entre todos los gobiernos. Tres son las citas decisivas que tiene la política de desarme en el año 1990: el tratado START en junio, en Washingten; el tratado sobre armas convencionales que se negocia en Viena, y el plan de cielos abiertos, que debería materializarse en una próxima reunión en Budapest. Si cumplen sus objetivos, la humaniélad nunca habrá estado más cerca de un mundo en relativa armonía.

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