Fernández Ordóñez considera que Rumanía puede ser el socio privilegiado de España

El ministro de Asuntos Exteriores, Francisco Fernández Ordóñez, en sus primeras 24 horas de estancia en la capital rumana, parece haber llegado a la conclusión de que si hay un país de Europa oriental que puede convertirse en socio privilegiado de España para fomentar la cooperación bilateral, ése es Rumanía. "Éste es un sitio donde los españoles estamos siendo muy bien recibidos, a causa quizá del sentimiento latino", afirmó el jefe de la diplomacia tras entrevistarse con los principales dirigentes rumanos.

Fernández Ordóñez fue recibido ayer por el jefe del Estado, Ion lliescu, el pri...

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El ministro de Asuntos Exteriores, Francisco Fernández Ordóñez, en sus primeras 24 horas de estancia en la capital rumana, parece haber llegado a la conclusión de que si hay un país de Europa oriental que puede convertirse en socio privilegiado de España para fomentar la cooperación bilateral, ése es Rumanía. "Éste es un sitio donde los españoles estamos siendo muy bien recibidos, a causa quizá del sentimiento latino", afirmó el jefe de la diplomacia tras entrevistarse con los principales dirigentes rumanos.

Fernández Ordóñez fue recibido ayer por el jefe del Estado, Ion lliescu, el primer ministro, Petre Roman, y los ministros de Asuntos Exteriores, Sergiu Celac, y de Economía, Victor Stanculescu, y se entrevistó también con los líderes de los incipientes partidos Liberal, Socialdemócrata y Nacional Campesino (democristiano).Para justificar su optimismo sobre las potencialidades de la cooperación bilateral, Fernández Ordóñez alegó que en Rumanía, que casi vivió en régimen de autarquía, "partimos de cero como los demás países", pero jugamos con la ventaja de que "hay una gran demanda de lo español", que se va a intentar satisfacer ampliando el centro cultural español en Bucarest y difundiendo a partir del próximo viernes por televisión programas de enseñanza del castellano. Unos 60.000 rumanos estudian actualmente en castellano.

Roman, hijo de española, confirmó ante la Prensa las suposiciones, de su huésped español al afirmar que había buenas perspectivas de cooperación "si se tiene en cuenta que existe aquí un sentimiento muy afectuoso hacia España". Esta es la primera visita oficial en la que se abordan cuestiones de fondo, dijo en sustancia Celac a su homólogo español, que fue precedido en Bucarest estas últimas semanas por los titulares de Exteriores de tres países comunitarios (Francia, RFA y Grecia).

Transición

"Venimos con una experiencia en matería de transición democrática, pero sin pretensión de dar lecciones", matizó, sin embargo, Fernández Ordóñez, deseoso de no suscitar excesivas expectativas, con tanta mayor razón cuando el Gobierno provisional rumano apenas ha iniciado la liberalización de la economía. "Es prematuro", añadió, "hablar de inversiones, aunque sí se puede ir haciendo algo en materia de formación de cuadros o de asesoramiento turístico".También se puede brindar ayuda de urgencia, como la que trajo un tren de 25 vagones cargados con 400 toneladas de hortalizas, frutas, harina, ropa de abrigo y hasta muebles, como sofás, regalados por empresas murcianas y que ayer fueron entregados a la Comisaría de Abastos rumana en la estación de Baneasa por Fernández Ordóñez y el presidente de esa comunidad autónoma, Carlos Collado Mina. El séquito que le acompañó desde Murcia para hacer esta donación era más numeroso que el del ministro de Exteriores. El envío patrocinado por Collado es el quinto expedido desde España a Rumanía.

El siguiente acto de Fernández Ordóñez consistió en depositar en la plaza de Roma una corona de flores con la bandera española en el monumento a las víctimas (689, según el último balance oficial) de la sublevación de diciembre contra Nicolae Ceaucescu. Mientras algún que otro ex comunista aprovechaba las llamas de las velas allí colocadas para quemar su carné del partido, un muñeco que representa al dictador con un bigote de estilo hitleriano se balancea ahorcado de un árbol cercano.

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Además de la ayuda, que coincidió con su llegada, y de la facilidad de entendimiento entre latinos, Fernández Ordóñez fue probablemente bien acogido porque trajo de Bruselas a sus anfitriones una buena noticia: la disposición de la Comunidad Europea a ampliar a otros países del Este, además de Polonia y Hungría, las ayudas concedidas en el marco del llamado grupo de los 24, que integra junto con otros 12 países occidentales.

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