Inquietud de la familia de Martín Berrocal tras dos meses sin contacto con los secuestradores

La familia de Pablo Martín Berrocal, secuestrado el pasado 9 de agosto en Quito (Ecuador), experimenta actualmente una "honda inquietud y angustia" motivadas por el largo silencio de los secuestradores del citado empresario de transportes y taurino, según medios próximos al caso. El último contacto entre la familia y los captores, cuya identidad aún se desconoce, según las diversas fuentes informantes, se produjo hace dos meses, cuando los secuestradores enviaron una foto de Pablo Martín Berrocal.

Los secuestradores de Pablo Martín-Berrocal enviaron la fotografía de éste a la esposa del...

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La familia de Pablo Martín Berrocal, secuestrado el pasado 9 de agosto en Quito (Ecuador), experimenta actualmente una "honda inquietud y angustia" motivadas por el largo silencio de los secuestradores del citado empresario de transportes y taurino, según medios próximos al caso. El último contacto entre la familia y los captores, cuya identidad aún se desconoce, según las diversas fuentes informantes, se produjo hace dos meses, cuando los secuestradores enviaron una foto de Pablo Martín Berrocal.

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Los secuestradores de Pablo Martín-Berrocal enviaron la fotografía de éste a la esposa del rehén, Blanca Paradela, 15 días después de remitirle un escrito en el que cifraban la cuantía del rescate: 10 millones de dólares (unos 1.100 millones de pesetas al cambio actual). La familia de Martín Berrocal aguarda impaciente a que los secuestradores se vuelvan a poner en contacto con ellos para hacerles ver "lo desproporcionado e inalcanzable" de la citada suma, según fuentes próximas al caso.Desde que se produjo el secuestro, que ya dura más de cinco meses, se ha producido media docena de contactos entre los secuestradores y la familia, sea a través de llamadas telefónicas o cartas a Blanca Paradela, que reside en Quito desde hace meses para gestionar la liberación de su esposo.

Los secuestradores nunca se identifican en sus escritos con el nombre de algún grupo conocido, según fuentes conocedoras del caso, sino con una contraseña que sirve para que la familia sepa discriminar en todo momento entre sus comunicados y las llamadas y cartas de decenas de desaprensivos, que asedian a la familia con chanzas, amenazas o intentos de sacar provecho de la acción.

Llamada telefónica

El primer contacto se produjo al mes del secuestro. En aquella ocasión, los secuestradores enviaron una carta a Blanca Paradela para indicarle que tenían en su poder a Pablo Martín Berrocal. Poco después enviaron una foto de Martín Berrocal con un periódico local de fecha reciente. Hace dos meses y medio, los secuestradores anunciaron. telefónicamente que iban a recibir un escrito con la cuantía del rescate.

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La familia aprovechó aquella excepcional ocasión de mantener un diálogo directo con los secuestradores para exigirles una prueba de que Martín Berrocal continuaba vivo. Los secuestradores enviaron la carta exigiendo los 10 millones de dólares y, días después, una foto en color del secuestrado.

En esta última imagen de Martín Berrocal, de 55 años de edad, se apreciaba un neto deterioro fisico del empresario tras más de tres meses de cautiverio. El mal estado que revelaba el rehén ha acrecentado la inquietud de la familia, pese a las reiteradas indicaciones de los secuestradores de que le dispensan un trato excelente. Durante estos cinco meses, la familia no ha tenido ningún testimonio directo, oral o escrito, del secuestrado.

Las fuentes informantes temen que este cautiverio pueda prolongarse a tenor de las experiencias de anteriores secuestros en Suramérica, cuya duración suele oscilar entre nueve meses y un año.

Fuentes relacionadas con el caso también informan que es habitual en esta zona que los secuestradores fijen una cantidad desorbitada, en torno a los 10 millones de dólares, para luego, tras una larga negociación, acabar cobrando menos de una décima parte de la suma inicialmente exigida. Estas fuentes apuntan que no se ha llegado a la fase de pagar el rescate, "y no por falta de ganas".

Altos funcionarios del Ministerio del Interior aseguran que la familia no ha pagado ni ha realizado ningún movimiento de dinero para pagar el rescate. No obstante, EL PAÍS, citando fuentes de la Seguridad del Estado, publicó el pasado cinco de noviembre que la familia había pagado 500 millones de pesetas a los secuestradores.

Una de las inquietudes de la familia es que los secuestros en esas latitudes no tienen un modo patrón de evolución y que los riesgos físicos del rehén son netamente superiores a las acciones que se producen en países curopeos.

Apoyo de Vera

La familia del secuestrado, según fuentes próximas a este caso, desconfía de una solución policial al suceso dada la complejidad de todo secuestro y los medios disponibles en este caso concreto. En consecuencia, la información policial. que reciben de las autoridades ecuatorianas y españolas es muy escasa, dada la falta de avances en la investigación, si bien elogian "la actitud de apoyo" que les dispensa Rafael Vera, secretario de Estado para la Seguridad. Estas fuentes indican que Interior se volcó en la ayuda a la familia una vez que disipó recelos iniciales sobre la figura de Pablo Martín Berrocal y la autenticidad del secuestro.

La presencia continua de dos funcionarios del ministerio español. de Interior en Quito, según fuentes de este caso, sirve sobre todo como medio de presión para "estimular diariamente a la policía ecuatoriana" y preguntarles las novedades y sugerirles líneas de investigación o actuaciones. Portavoces de Interior afirman que estos dos funcionarios no se limitan sólo al estímulo de la policía ecuatoriana, sino que realizan también sus propias pesquisas e investigaciones.

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