De piel se vuelva

Los tejidos 'ecológicos', como moda o como activismo

Mientras crece en todo el mundo el activismo que se opone al uso de las pieles naturales y disminuyen en varios países europeos las ventas de estas prendas, los escaparates de este año se han llenado de tejidos manchados que remedan la piel de leopardos, tigres, ocelotes y demás especies salvajes cuyo uso está prohibido para la industria de la peletería. Algunos consumidores presumen de conciencia ecológica; otros hablan de moda, sin más.

"El leopardo es la estrella", asegura María Jesús, la encargada de Ángela Arregui, un local del Mercado Puerta de Toledo de Madrid, señalando incluso ...

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Mientras crece en todo el mundo el activismo que se opone al uso de las pieles naturales y disminuyen en varios países europeos las ventas de estas prendas, los escaparates de este año se han llenado de tejidos manchados que remedan la piel de leopardos, tigres, ocelotes y demás especies salvajes cuyo uso está prohibido para la industria de la peletería. Algunos consumidores presumen de conciencia ecológica; otros hablan de moda, sin más.

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"El leopardo es la estrella", asegura María Jesús, la encargada de Ángela Arregui, un local del Mercado Puerta de Toledo de Madrid, señalando incluso los cinturones, los bolsos combinados y los tirantes manchados porque reclaman la mirada de las gentes que deambulan frente al escaparate. La tienda está plagada de pieles ecológicas, que es como se han bautizado a estas pieles sintéticas de toda la vida. "Los abrigos los pide la gente más mayor, entre 30 y 40 años", y las chaquetas, las faldas y las camisas, "niñas pijas tipo Gaultier-junior, entre 19 y 24 años, que se lo puedan pagar". Las chaquetas rondan las 50.000 pesetas y las faldas sobrepasan las 15.000."Es moda, sí; pero no se va a pasar, porque la gente tiene cada vez más conciencia de lo que significa matar animales. Hay quienes te dicen: 'Yo, es que piel artificial no quiero', pero son minoría". Dice que estas prendas se venden mucho y que las peleterías están bajan do sus beneficios. Entre tanto dos niñas modernas han entrado en el local y revisan, una a una, las perchas. "El leopardo está muy visto. Además, yo no tengo dinero", asegura Natalia tras sus gafas de concha. "No me gusta la piel de verdad". Estudia Derecho y con sus 20 años no parece muy interesada por la ecología.

"Les decimos que es piel ecológica y se ríen. A la gente joven les hace incluso ilusión" explica Mercedes, encargada de otra tienda del mismo centro comercial. Apenas quedan ya tejidos de este tipo. A ella le gusta un abrigo que reposa en el escaparate, hecho de terciopelo. Cuesta unas 50.000 pesetas. "La verdad es que están conseguidísimos". Asegura que la gente está bastante concienciada. "La última chica a la que le vendí un abrigo, me soltó un mitin. Era una persona con dinero que quizá podría haberse comprado una piel auténtica. Ni siquiera me preguntó lo que costaba", recuerda.

Estampado tigresco

Muchas llevan esa piel manchada, aunque por diferentes razones. Si Charo pasa el aspirador por el anticuario que regenta, enfundada en una camisa a juego con una diadema de tigre-se-vuelva, dice que no le gusta la piel natural, "aunque sí el estampado" y se declara absolutamente en contra de liquidar animales, Matilde no piensa en ellos y si pudiera se compraría un abrigo de verdad. De mediana edad, viste una falda de estampado tigresco que tiene desde hace cuatro años y que compró simplemente porque le gustaba.

Carmen pasea con su nuera por el mercado luciendo un abrigo sintético manchado que le trajeron, "como novedad, de Nueva York hace cuatro años". Después de tenerlo en el armario, este año decidió airearlo. "Pero si pudiera pagarme uno de tigre auténtico, me lo pondría".

"Prefiero poco y bueno que mucho y malo", dice francamente Milagros, todo visones, absolutamente partidaria de las pieles naturales. Le acompaña su hija Susana, de 20 años, a quien, sin embargo, le "da pena" el que maten animales.

"Lo de las llamadas pieles ecológicas es moda" opina por su parte Martín Martínez, presidente de la Federación Española de Asociaciones de Peletería (FEAP). "Hay mercado para todos", asegura respetuosamente tras afirmar que no se registran bajas en las ventas de la piel de verdad. "La gente que usa piel natural no la sustituye por la sintética", dice otro directivo de la FEAP en una alusión al menor poder adquisitivo de quienes se apuntan a "los tejidos con un tipo de estampado, que es lo que son". La diferencia de precios es evidente: si un abrigo ecológico ronda las 60.000 pesetas, uno de visón supera el medio millón y puede llegar a los dos kilos si está hecho de hembras black glama.

Simplemente moda

Ricardo Miñán, encargado de ventas de Juanjo Rocafort, cree que lo de las pieles ecológicas es simplemente una moda. Al principio nadie se atrevía con estas prendas, salvo la gente de la farándula, las extranjeras, ya que las prendas también se han vendido fuera de España. Las amas de casa y las chicas jóvenes se han incorporado a la legión de usuarias de estas prendas, "como una cosa efilmera. Todavía no existe una conciencia ecológica extendida".

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