El derecho de autodeterminación

Considero las reacciones en EL PAÍS a los recientes pronunciamientos sobre el derecho de autodeterminación como una prueba de la vigencia de un nacionalismo español tan renovado en sus formas como perenne en su esencia intolerante para con las nacionalidades del Estado.Tanto en el editorial corno en el artículo El fantasma de la autodeterminación, del día 14, se arremete contra los defensores de algo tan elementalmente democrático como es el derecho de autodeterminación con una histeria neofranquista asombrosa. Muchas cosas quisiera rebatir sobre ambos textos, pero a falta de espacio me...

Considero las reacciones en EL PAÍS a los recientes pronunciamientos sobre el derecho de autodeterminación como una prueba de la vigencia de un nacionalismo español tan renovado en sus formas como perenne en su esencia intolerante para con las nacionalidades del Estado.Tanto en el editorial corno en el artículo El fantasma de la autodeterminación, del día 14, se arremete contra los defensores de algo tan elementalmente democrático como es el derecho de autodeterminación con una histeria neofranquista asombrosa. Muchas cosas quisiera rebatir sobre ambos textos, pero a falta de espacio me limito a un par de obviedades:

1. Los condicionamientos fácticos que concurrían en 1978 impidieron que el consenso constitucional se produjera en condiciones de libertad, y la imposibilidad de consagrar el principio básico de autodeterminación de los pueblos es una clara prueba de ello.

2. Pretender que el nacionalismo español es racional y progresista, y el vasco y el catalán, atávicos e irracionales, es en sí mismo una muestra de la irracionalidad que inspira al discurso neoespañolista.

Deseo vivir en paz en mi pueblo y deseo lo propio para todos los demás; por eso soy una más entre los miles de vascos y vascas que exigimos el reconocimiento del derecho de autodeterminación.-