El Papa destituye por sorpresa al 'número tres' del Vaticano

Juan Pablo II destituyó ayer por sorpresa, en su importante cargo de sustituto de la secretaría de Estado, al número tres de la más alta jerarquía vaticana (después del Papa y del secretario de Estado), el arzobispo australiano Edward Cassidy, de 65 años, apenas 18 meses después de su elección.

La noticia del cese de Cassidy ha tomado por sorpresa a toda la Curia romana y con toda probabilidad a él mismo, ya que hace sólo una semana, el 6 de este mes, el sustituto había aceptado una invitación a cenar en un. restaurante romano con un grupo de periodistas de los que se despidió dicie...

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Juan Pablo II destituyó ayer por sorpresa, en su importante cargo de sustituto de la secretaría de Estado, al número tres de la más alta jerarquía vaticana (después del Papa y del secretario de Estado), el arzobispo australiano Edward Cassidy, de 65 años, apenas 18 meses después de su elección.

La noticia del cese de Cassidy ha tomado por sorpresa a toda la Curia romana y con toda probabilidad a él mismo, ya que hace sólo una semana, el 6 de este mes, el sustituto había aceptado una invitación a cenar en un. restaurante romano con un grupo de periodistas de los que se despidió diciendo: "Hasta los próximos viajes con el Papa", ya que Cassidy era hasta ahora uno de los miembros fijos del séquito papal.La explicación oficial del cese es que Juan Pablo II -que ha aceptado las dimisiones, por motivos de edad, del mítico cardenal progresista holandés Johannes Willebrands como presidente del pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos quería poner en su lugar a un hombre "de su total confianza". Según el nuevo reglamento de la Curia romana, este cargo no implica de por sí la púrpura cardenalicia. Es la primera vez que un sustituto deja su puesto sin haber sido nombrado antes cardenal. Así había pasado con Montini, Tardini, Benelli, Caprio y Somalo, los cinco sustitutos que precedieron a Cassidy, que primero fueron hechos cardenales.

Por otra parte, es cierto que al sustituto destituido después de tan poco tiempo en su puesto había sido nombrado personalmente por el papa Wojtyla. Se supone, pues, que era hombre de su confianza. Y hay que recordar que el sustituto es el único personaje que, según los reglamentos, no cesa automáticamente en caso de muerte del Papa.

Todos los demás, incluso el secretario de Estado, deben si acaso ser reconfirmados. El sustituto, no. ¿Por qué, pues, cambiarlo? Las hipótesis que se barajaban ayer en los ambientes vaticanos eran muchas y muy diversas. En primer lugar, que el Papa polaco ha sido siempre muy libre en el nombramiento de los cargos sorprendiendo siempre a todos. Y lo ha hecho también esta vez.

Por otro lado, se especula que podría el Papa querer poner un italiano como sustituto para tener las manos libres, cuando cese el secretario de Estado, Agostino Casaroli, que ha cumplido 75 años, para nombrar en su lugar a un no italiano. Y aquí se habla de que para dicho puesto pueda ir el cardenal riojano Eduardo Martínez Somalo, a quien había sustituido Cassidy, o bien el arzobispo cardenal de París, Lustiger.

Mientras que para el importante cargo de sustituto se rumoreaba ayer que podría ir el actual nuncio de España, Antonio Tagliaférri, que tiene "la edad justa" y que goza de la confianza de Juan Pablo II

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