ELECCIONES LEGISLATIVAS

Felipe González formará un Gobierno 'provisional', pendiente del 32º Congreso del PSOE

La composición del nuevo Gobierno, que corresponde formar al jefe del Ejecutivo, Felipe González, se decidirá en buena parte según los proyectos que alberga el presidente para el 32º Congreso del PSOE, previsto para enero de 1991, y en el que González tendrá que decidir si continúa al frente del partido o provoca el proceso de elección de un nuevo secretario general. Nadie duda, no obstante, de que el líder socialista terminará los cuatro años de legislatura, e incluso que seguirá al frente de su partido si se produjeran discrepancias en la organización por la nominación de un sucesor.

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La composición del nuevo Gobierno, que corresponde formar al jefe del Ejecutivo, Felipe González, se decidirá en buena parte según los proyectos que alberga el presidente para el 32º Congreso del PSOE, previsto para enero de 1991, y en el que González tendrá que decidir si continúa al frente del partido o provoca el proceso de elección de un nuevo secretario general. Nadie duda, no obstante, de que el líder socialista terminará los cuatro años de legislatura, e incluso que seguirá al frente de su partido si se produjeran discrepancias en la organización por la nominación de un sucesor.

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El presidente del Gobierno en funciones, Felipe González, no ha comunicado todavía a nadie cuáles son sus planes de futuro, ni siquiera sus proyectos más inmediatos en cuanto a la formación del nuevo Gobierno. Según distintas fuentes gubernamentales, el jefe del Ejecutivo no ha hecho ninguna sugerencia sobre sus intenciones en relación con la composición de su nuevo gabinete y no descartan que demore la decisión hasta los últimos días, según ha sido su práctica habitual desde 1982.Estos interlocutores recuerdan que cuando las relaciones con UGT eran fraternales, Felipe González trataba sobre la composición de los gabinetes con el secretario general del sindicato, Nicolás Redondo, y con el vicepresidente Alfonso Guerra. "Había dos o tres personas más con las que también intercambiaba opiniones, pero casi nunca en su globalidad , sino sólo para determinadas parcelas", dijeron estas fuentes.

Dado el mutismo del presidente, que nadie se atreve a perturbar, personas de su en tomo sólo se aventuran a enunciar las distintas alternativas que pueden barajarse para la futura formación del Gobierno. La considerada más consistente es la de que no habrá cambios en profundidad en el primer año, entendiendo por ello que no se modifique sustancialmente el equipo económico. Según esta tesis, el equipo dirigido por Carlos Solchaga mantendría la misma política económica para tratar de "restablecer los equilibrios básicos" y, sobre todo, el rebrote inflacionista.

Sólo quedaría por dirimir las discrepancias entre Economía y Transportes, que ya parecen inevitables en los distintos Gobiernos de González. Fuentes de la Administración apuntan entonces que José Barrionuevo puede ir al Ministerio de Defensa. No hay discrepancias, en cambio, entre Economía y Obras Públicas y Urbanismo, cuyo titular Javier Sáenz de Cosculluela guarda una cordial armonía con Solchaga. Uno de estos interlocutores reconocía que tradicionalmente en todos los cambios "sale el ministro de Industria", pero no parece que esto vaya a ocurrir en esta ocasión con Claudio Aranzadi. Estas fuentes consideran verosímil que Joaquín Almunia ocupe la cartera de Defensa y José Borrell, Transportes o Administraciones Públicas.

Quienes sustentan la tesis de un Gobierno provisional de un año sitúan en enero de 1991 la fecha clave, ya que tendrá que celebrarse el congreso del PSOE que en esa ocasión revestirá unas características muy especiales. Todo parte de las declaraciones de Felipe González expresando su deseo de que ésta sea su última legislatura al tiempo que hacía hincapié en los muchos años que lleva al frente del PSOE y la necesidad de que en su partido se abra el debate para el relevo.

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Baile de nombres

Esta circunstancia es la que provoca un baile de nombres entre los ministros que lo serán dentro un mes, los que puedan serlo dentro de un año y los que pasen a responsabilidades en el partido y, al revés, actuales miembros de la comisión ejecutiva federal que salten al Ejecutivo.El lanzamiento en los medios de comunicación de Narcís Serra, primero como ministro de Asuntos Exteriores para pasar hipotéticamente a ser el sucesor de Felipe González, empieza a ser considerado como una mala pasada de algún sector del partido que quiere invalidar las posibilidades del actual ministro de Defensa.

Un interlocutor gubernamental indicaba que aunque es cierto que a Serra le gustaría ser ministro de Exteriores, en otro tiempo sus preferencias iban por Economía, es imposible que él mismo esté haciendo una campaña tan intensa "a sabiendas de los efectos negativos que ello produce en Felipe González y Alfonso Guerra".

Estas fuentes reconocieron que el sistema de presiones de las distintas federaciones es habitual en los congresos del partido para elegir a miembros de la ejecutiva y del comité federal así como para la elaboración de candidaturas a las distintas instituciones, pero no para la formación del Gobierno.

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