Editorial:

Luz el túnel

DESPUÉS DE seis meses de bombardeos y combates en Beirut que han costado 800 muertos, destruido la ciudad y obligado a la mitad de sus habitantes a abandonarla, una esperanza de paz ha surgido con la aceptación en principio, tanto por los cristianos que encabeza el general Aoun como por Siria y los musulmanes libaneses, de la última propuesta presentada por el comité tripartito (Arabia Saudí, Argelia y Marruecos) de la Liga Árabe.El plan de paz, cuyas posibilidades de éxito se deben al extraordinario respaldo internacional que tiene y a su propio contenido, estipula en primer lugar un alto el ...

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DESPUÉS DE seis meses de bombardeos y combates en Beirut que han costado 800 muertos, destruido la ciudad y obligado a la mitad de sus habitantes a abandonarla, una esperanza de paz ha surgido con la aceptación en principio, tanto por los cristianos que encabeza el general Aoun como por Siria y los musulmanes libaneses, de la última propuesta presentada por el comité tripartito (Arabia Saudí, Argelia y Marruecos) de la Liga Árabe.El plan de paz, cuyas posibilidades de éxito se deben al extraordinario respaldo internacional que tiene y a su propio contenido, estipula en primer lugar un alto el fuego, el cese de los envíos de armas a los diversos grupos combatientes, el levantamiento del bloqueo del sector cristiano y la reapertura del aeropuerto de Beirut.

Con vistas al futuro, el proyecto prevé la reunión el 30 de septiembre del Parlamento libanés para que estudie serias modificaciones institucionales para reconstruir el Estado. Estos cambios parten de criterios realistas al reconocer un papel creciente a los musulmanes en la dirección del país. Disminuirán los poderes del presidente de la República, que será un cristiano maronita, y aumentarán los del jefe del Gobierno, que será un musulmán. A la vez, el plan otorga un papel a Siria en el proceso de restablecimiento del Estado libanés.

A la puesta en marcha de este plan de paz han contribuido de modo decisivo los factores internacionales, empezando por el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. La URSS ha trabajado activamente para lograr la aceptación siria; Francia ha presionado a los cristianos, y Estados Unidos, al retirar su embajada del sector cristiano, ha dado la puntilla a las esperanzas del general Aoun de obtener un apoyo internacional en su lucha contra Siria.

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Al margen de las dificultades gigantescas que será preciso vencer para reconstruir el Estado libanés -hoy hecho pedazos-, la preocupación inmediata ahora es que la aprobación del plan de paz se traduzca en el cese de los combates. Muchos intentos en ese sentido han fracasado ya. Ahora, la esperanza de paz parece tener más posibilidades; ningún plan ha tenido un respaldo tan fuerte como el que la Liga Árabe se esfuerza por garantizar en estos momentos.

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