El senador Bolín regresa a España tras ser puesto en libertad en Gibraltar

El senador malagueño del Partido Popular Enrique Bolín quedó ayer en libertad tras una decisión de la Corte Suprema de Gibraltar, donde se vio la apelación contra una sentencia del tribunal inferior que le condenaba a cuatro meses de prisión por tenencia de 28,13 gramos de cocaína. Bolín lloró de alegría mientras sus familiares aplaudían la decisión del juez supremo Alister Kneller. El senador regresó a España inmediatamente, después de manifestar que había pasado "tres semanas en una celda de castigo". A su llegada a su domicilio de Benalmádena, Bolín acusó a un dirigente local del PP de blan...

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El senador malagueño del Partido Popular Enrique Bolín quedó ayer en libertad tras una decisión de la Corte Suprema de Gibraltar, donde se vio la apelación contra una sentencia del tribunal inferior que le condenaba a cuatro meses de prisión por tenencia de 28,13 gramos de cocaína. Bolín lloró de alegría mientras sus familiares aplaudían la decisión del juez supremo Alister Kneller. El senador regresó a España inmediatamente, después de manifestar que había pasado "tres semanas en una celda de castigo". A su llegada a su domicilio de Benalmádena, Bolín acusó a un dirigente local del PP de blanquear dinero del narcotrárico.

La intervención del psiquiatra gibraltareño Cecil Montegriffo fue decisiva para conseguir que el juez revocase la condena. Montegriffo consideraba que el senador podía entrar en una profunda depresión si seguía encarcelado. El médico aseguró que Bolín barajó en dos ocasiones, mientras estuvo en prisión, la idea de suicidarse.El psiquiatra declaró que el senador padecía agorafobia, lo que originó cierta broma por parte del juez al considerar que así se sentiría a gusto en la cárcel. La agorafobia causa en quien la padece temor a los espacios abiertos. Sin embargo, el médico explicó que Bolín tenía problemas al permanecer en espacios pequeños. Según un informe enviado a Montegriffo por un psiquiatra de Málaga, Bolín padece estos síntomas desde los 14 años.

El doctor Montegriffo, el único testigo llamado por el abogado defensor, Peter Isola, subrayó que la detención había tenido un fuerte impacto en Bolín, que ocupaba su celda durante 23 horas al día, tal como dictan los reglamentos de la prisión de Moorish Castle.

Durante casi dos horas, Isola expuso que Bolín había llegado a Gibraltar de manera accidental, cuando su yate, el Enrique III, se quedó sin combustible, y que el uso de drogas por el senador español tenía un trasfondo médico. En todo momento, aseguró que Bolín había cooperado con las autoridades y había manifestado que la cocaína era para su uso personal, que no es un delito en España.

Compasión

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En todo momento, Bolín se declaró culpable ante las leyes gibraltareñas. El juez Kneller aludió a un acto de compasión cuando reemplazó la sentencia de cuatro meses de cárcel por una de suspended sentence, que deja el aspecto penal en suspenso mientras no reincida.

En ese momento, el ex alcalde de Benalmádena (Málaga) rompió a llorar, como ya había hecho el día que escuchó su condena, mientras que familiares y amigos que se encontraban en la sala estallaban en aplausos, que se tornaron en preocupación al ver que Bolín sufría un desvanecimiento.

Kneller impuso una multa de 1.500 libras (unas 300.000 pesetas) y dará una explicación detallada el viernes de las razones que motivaron su veredicto.

Minutos más tarde, Enrique Bolín cruzaba la verja fronteriza, al tiempo que manifestaba que era una maravilla volver a España. "Me han tenido tres semanas en una celda de castigo y ha sido muy duro", dijo. "Querían enseñarle los colmillos a España", declaró y se lamentó que España en cambio no había enseñado nada para sacarle "de ese infierno".

A su llegada por la noche a su domicilio en Benalmádena, Bolín acusó a Luis Fernández Medina, presidente de la gestora local del PP -nombrada tras su expulsión del partido-, de "blanquear todo el dinero de la droga en la Costa del Sol". El ex alcalde agregó que todo lo sucedido ha sido una trampa originada por un chivatazo de Fernández Medina.

El senador aseguró que ya hace dos años denunció las actividades de su "enernigo" a Manuel Fraga y a Antonio Hernández Mancha. Bolín criticó con dureza a su ex partido: "Me han echado sin escucharme. No he tenido ni un telegrama de apoyo. Me han echado como a la peste".

Consideró que su caso ha sido politizado: "Había odio hacia mí en todos y me llamaban el político de Madrid para enseñarle los dientes a nuestro Gobierno, que ha estado muy cicatero conmigo. España no ha tenido huevos de hacer algo por un senador que tiene el respaldo de más de 100.000 votos".

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