El reino del 'tío' José

76 millones en dinero y joyas fueron intervenidos a un conocido delincuente del barrio del Pan Bendito

En el barrio del Pan Bendito anochece antes. Los bares cierran a las diez y por los menos una tercera parte del alumbrado público no funciona. Bajo la noche, la droga fluye con facilidad. Recientemente, Izquierda Unida llevó un autobús de periodistas al barrio. Alguien preguntó: "¿Conocen ustedes al tío José?". Respondió un vecino: "Aquí hay muchos tíos José". Funcionarios de la comisaría de Carabanchel acaban de detener a uno: José López Ruiz, de 49 años. En su casa y en la de su vecina y cómplice, Engracia Cruz, se incautaron 76 millones en dinero y joyas, y 30 gramos de heroína.

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En el barrio del Pan Bendito anochece antes. Los bares cierran a las diez y por los menos una tercera parte del alumbrado público no funciona. Bajo la noche, la droga fluye con facilidad. Recientemente, Izquierda Unida llevó un autobús de periodistas al barrio. Alguien preguntó: "¿Conocen ustedes al tío José?". Respondió un vecino: "Aquí hay muchos tíos José". Funcionarios de la comisaría de Carabanchel acaban de detener a uno: José López Ruiz, de 49 años. En su casa y en la de su vecina y cómplice, Engracia Cruz, se incautaron 76 millones en dinero y joyas, y 30 gramos de heroína.

Los vecinos del barrio no comentan el suceso ni quieren saber nada de drogas ni de tíos José. Últimamente se han cruzado demasiadas amenazas públicas y privadas. Lo que nadie oculta es que la droga se está adueñando de esta pequeña vaguada de unos 8.000 vecinos que, al decir de los más viejos, dio en su día muy buen trigo y un pan que era una auténtica bendición.El plan de remodelación de Pan Bendito debía haber terminado en 1984. Apenas ha comenzado. La asociación de vecinos muestra una maqueta idílica, con árboles y cochecitos. Al polideportivo, lo único construido, ya le han rebautizado: el polideportivo del pico. Las calles están sucias y algunos edificios medio derruidos. Hace 10 o 15 días encontraron el cadáver de un joven drogadicto con más de 20 puñaladas. Un ajuste de cuentas. Según algunas fuentes, hay dos o tres camellos en cada bloque. Los vecinos ya se han acostumbrado a las muertes por sobredosis o adulteración de heroína.

Zona olvidada

"Ésta es una zona olvidada, con graves problemas", dice Francisco García, presidente de la asociación de vecinos. "Nosotros nunca hemos denunciado a nadie ni lo vamos a hacer porque no es nuestra labor. Lo único que decimos es que en este barrio hay un gravísimo problema con la droga y que si esto sigue así, nos tendremos que ir todos".

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Los pisos, desde luego, han bajado muchísimo de precio. Aunque todas son viviendas protegidas, cuestan mucho menos que en los alrededores.

En una de estas viviendas vivía José López Ruiz, el tío José. Según datos de la policía -y además de los 76 millones en dinero y joyas que le fueron incautados-, poseía un chalé en la provincia de Toledo a nombre de su esposa y una finca en Salamanca. Conducía dos coches: un Mercedes y un BMW. Automóviles similares se ven con facilidad por las calles del barrio.

José López Ruiz, el tío José, era bien conocido en el barrio. Fue detenido a finales de enero. Se dirigía al volante de una furgoneta a Salamanca con ocho prendas de piel procedentes del robo de una peletería de Madrid. El delito de receptación, sin embargo, apenas está castigado en el Código Penal y López Ruiz salió de la cárcel a los pocos días.

En la detención de esta semana, la décima, le fueron incautados multitud de objetos que la policía cree que compraba a otros delincuentes: aparatos de imagen y sonido, joyas, relojes, una escopeta de repetición y una maleta con 45 millones de pesetas en metálico. Al parecer, el tío José utilizaba la casa de su vecina, Engracia Cruz, para almacenar los artículos robados.

El tío José está casado y es padre de cinco hijos. La policía detuvo el miércoles a una de sus hijas, de 14 años, mientras vendía heroína en el barrio. Le fueron intervenidas 55.000 pesetas en efectivo y más de 1.200 dosis de heroína. Otra de sus hijas lanzó ayer una única proclama: "Los vecinos se van a enterar".

Los vecinos no parecen darse por enterados. Juegan al dominó o a las cartas en los bares de la plaza, justo enfrente de las chabolas semiderruidas que presiden el barrio y en las que viven la mayoría de los delincuentes. Un hombre le cuenta a otro que a su cuñado le robaron las ruedas del coche. Fue al Rastro y se compró unas nuevas. A la salida, la Policía Municipal le detuvo y le pidió la factura. "Sabes lo que pasó", dice mientras deja la copa de coñá sobre el mostrador, "que se las quitaron porque decían que eran robadas".

Objetos robados

El concejal del Ayuntamiento de Madrid Félix López Rey, de Izquierda Unida, insiste en que el barrio está verdaderamente abandonado. "Con 200 o 300 millones se arreglaban la mitad de los problemas. Hace falta una escuela infantil [el Pan Bendito registra uno de los más elevados índices de fracaso escolar de Madrid], un local para la tercera edad, un centro de ayuda a toxicómanos, talleres ocupacionales y que terminen de una vez la remodelación. Está muy bien que Agatha Ruiz de la Prada diseñe, pero allí está muriendo gente todas las semanas".

En el bar hay un periódico abierto con la fotografía del tío José. Nadie lo mira. Como tampoco nadie escucha la música, que suena verdaderamente estúpida: el último disco de Paul MacCartney, My brave face (mi cara bonita).

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