Palacios en venta

La especulación sacude el centro histórico de Sevilla

La escalada de precios de los terrenos urbanos, común en toda España, se agudiza en Sevilla debido a la llegada de capital foráneo con vistas a la Expo 92. La semana pasada apareció un anuncio en EL PAÍS en el que se ofrecía una casa palacio del siglo XVII en pleno centro de la ciudad. Hace tan sólo tres años nadie apostó un duro por ella, o por lo que de ella queda. Ahora, particulares, empresarios y hasta algún latinoamericano interesado en instalar un museo etnográfico han acudido al reclamo publicitario.

Ninguna de las 12 personas que se han interesado por el anuncio tratan de adqui...

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La escalada de precios de los terrenos urbanos, común en toda España, se agudiza en Sevilla debido a la llegada de capital foráneo con vistas a la Expo 92. La semana pasada apareció un anuncio en EL PAÍS en el que se ofrecía una casa palacio del siglo XVII en pleno centro de la ciudad. Hace tan sólo tres años nadie apostó un duro por ella, o por lo que de ella queda. Ahora, particulares, empresarios y hasta algún latinoamericano interesado en instalar un museo etnográfico han acudido al reclamo publicitario.

Ninguna de las 12 personas que se han interesado por el anuncio tratan de adquirir el palacio para convertirlo en su residencia. Eso casi ha quedado relegado hoy a los cuentos de hadas. La realidad es bien distinta, y la casa palacio ha despertado únicamente el interés de anónimas sociedades y de promotores inmobiliarios, que andan devanándose los sesos tratando de cuantificar las ganancias que pueden obtener trasegando la casa palacio, situada en la calle Imperial y conocida en Sevilla como La casa del administrador, ya que parece ser que fue un obsequio de los duques de Medinaceli a su administrador.El edificio, que cuenta con un expediente de declaración de ruina y que figura en varios libros de arquitectura, se ubica en pleno centro histórico de Sevilla, a espaldas del palacio de los duques de Medinaceli, en una zona en la que el metro cuadrado ha multiplicado varias veces su valor en los últimos dos años. Esta circunstancia convierte el desvencijado palacio en punto de mira de especuladores y promotores, que encuentran, una vez más, la posibilidad de construir lujosos apartamentos, que, como ya es habitual en Sevilla, se quitan de las manos yuppies forasteros llegados a la capital andaluza a la sombra de la Expo 92 y de todo el trasiego de dineros generado por esa expectativa.

Apartamentos de lujo

Los actuales propietarios, el arquitecto madrileño José María González Martín y el promotor andaluz Jorge Ollero, que compraron el edificio el pasado me de enero por una inconfesable cifra (60 millones), no dudan en asegurar que lo ideal sería tratar de reconstruir lo más fidedignamente posible la casa palacio, aunque reconocen que lo más probable es que, como ya ha ocurrido en otras ocasiones, acabe siendo rehabilitada para albergar apartamentos de lujo.El edificio, que era poco más que un montón de escombros cuando fue comprado ha sido limpiado y aseado por los actuales propietarios. Ahora es posible apreciar lo que fue y se puede adivinar en lo que podría convertirse. Levantado sobre un alargado solar de 900 metros cuadrados, el edificio consta de dos plantas de altura y de una cortísima fachada que da a la sevillana calle Imperial. Cuenta con un amplio apeadero, tras el cual se encuentra el primer patio porticado. Contiguo a éste, se encuentra el patio principal, provisto de bellas arcadas peraltadas que descansan sobre columnas de mármol con capiteles corintios.

Pero los nuevos ricos -quizá tampoco los que tienen pedigrí- no lo son tanto como para rehabilitar, amueblar y mantener un palacio de semejantes características. Ésta es la causa de que la mayoría de las casas palaciegas sevillanas estén siendo rehabilitadas, manteniendo su estructura básica, como apartamentos, muchos habitados por los hijos de sus antiguos moradores.

Hasta hace tan sólo unos años, el centro de Sevilla era una zona infravalorada. Sus antiguos moradores, pertenecientes fundamentalmente a la burguesía agrícola local, habían abandonado en manada sus antiguas casas solariegas en los años setenta, para, impulsados por la crisis y por una buena dosis de esnobismo, instalarse en lujosos y espaciosos pisos en el manhataniano barrio de Los Remedios.

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Ahora se tiran de los pelos al ver cómo las casas que entonces vendieron por cuatro perras se cotizan en la actualidad casi tanto como las hectáreas de olivar que aún conservan. Existen ejemplos que resultan difíciles de creer. En la calle de Mateos Gagos, una casa comprada en 1982 por dos millones de pesetas se vendió el pasado mes de enero en 43 millones de pesetas. Un palacio ubicado en la calle Águilas fue adquirido por un grupo encabezado por el arquitecto madrileño Eleuterio Población en junio del pasado año por 110 millones de pesetas. Hoy se cotiza por encima de los 200 millones.

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