Un paisaje desnudo

Almería tiene el mayor centro naturista mediterráneo

La costa de Almería alberga desde el pasado 30 de mayo el principal centro naturista del Mediterráneo. A un hotel con capacidad para 600 plazas se suman el camping, los apartamentos y las playas des nudistas que desde hace años funcionan como tal en el llamado Playazo de Vera, a 15 kilómetros de playa casi virgen, aguas limpias y temperatura estable. Es el polo de atracción europeo para un tipo de turismo muy determinado.

Al entrar en el llamativo vestíbulo del Vera Club hay que hacer tres cosas: superar el servicio de vigilancia, demostrar que se es cliente y mirar el reloj. En función...

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La costa de Almería alberga desde el pasado 30 de mayo el principal centro naturista del Mediterráneo. A un hotel con capacidad para 600 plazas se suman el camping, los apartamentos y las playas des nudistas que desde hace años funcionan como tal en el llamado Playazo de Vera, a 15 kilómetros de playa casi virgen, aguas limpias y temperatura estable. Es el polo de atracción europeo para un tipo de turismo muy determinado.

Al entrar en el llamativo vestíbulo del Vera Club hay que hacer tres cosas: superar el servicio de vigilancia, demostrar que se es cliente y mirar el reloj. En función de la hora que sea, el visitante sabrá si tiene que desnudarse o no. Al inscribirse recibirá las normas de convivencia que deberá observar si no quiere arriesgarse a ser desalojado.Hay que memorizar, por tanto, cuáles son las llamadas eufemísticamente zonas textiles, recordar que hay deportes que se practican desnudos y otros con ropa, y sobre todo no olvidar de colgarse al cuello la llave de seguridad que permite acceder a la playa desde la piscina del hotel. Este acceso está vigilado por un circuito cerrado de televisión para evitar intromisiones.

El hotel ha costado 1.000 millones de pesetas y dispone de unas 600 plazas repartidas en 281 dependencias, entre apartamentos y habitaciones. Está pendiente todavía de recibir la categoría de tres estrellas.

El conjunto se compone de varios edificios adosados y unidos en forma de U de tres plantas de altura y abocados al mar. El vicepresidente de la compañía, Julio Muñoz, cree que "el turista, el cliente que llega aquí, es una persona tan normal como cualquier otra; tiene esta afición, le gusta disfrutar del sol y del ocio sin ninguna ropa encima, y a mí me parece normal, aunque yo no soy naturista y nadie del personal, que yo sepa".

Karl Heinz y Gisela componen un matrimonio veterano. Llegaron de Dortmund (RFA) el día anterior a la apertura, y se ganaron el honor de ser los primeros clientes y figurar en el libro de honor. "Aunque no pertenecemos a ningún grupo naturista, llevamos en esto desde 1966. Yo era cocinero en una isla alemana naturista y ahí cogí la afición", dice Karl Heinz.

Los 50 empleados han sido muy bien aleccionados sobre su conducta: mucha discreción y naturalidad. Al botones Juan Carlos, que ha encontrado aquí su primer empleo, le da igual que la gente esté desnuda. Pascal es el animador jefe: "Yo no soy desnudista, pero no me siento violento en absoluto", dice.

Pensando en una mayor integración, el personal cambiará pronto su atuendo de hostelería por unas blancas túnicas cortas.

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