Editorial:

Triunfo de la paz

EN AGUDO contraste con cuanto ocurrió en Panamá el pasado domingo, la votación celebrada el mismo día en Bolivia para elegir presidente fue un inesperado ejemplo de civismo. Las horas posteriores a los comicios, llenas de confusión en Panamá y tranquilas en el país andino, acentúan esa diferencia.Hace muy pocos años parecía que Bolivia, incapaz de salir del marasmo económico y sometida a la tenaza del militarismo y la mafia del narcotráfico, auténticos poderes paralelos, estaba a punto de disolverse como país. Una sociedad civil escasamente estructurada tras tantos años de dictaduras mi...

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EN AGUDO contraste con cuanto ocurrió en Panamá el pasado domingo, la votación celebrada el mismo día en Bolivia para elegir presidente fue un inesperado ejemplo de civismo. Las horas posteriores a los comicios, llenas de confusión en Panamá y tranquilas en el país andino, acentúan esa diferencia.Hace muy pocos años parecía que Bolivia, incapaz de salir del marasmo económico y sometida a la tenaza del militarismo y la mafia del narcotráfico, auténticos poderes paralelos, estaba a punto de disolverse como país. Una sociedad civil escasamente estructurada tras tantos años de dictaduras militares y un Estado debilitado por una permanente inestabilidad política y social configuraban la imagen de la impotencia. últimamente, sin embargo, la relativa estabilidad lograda por el viejo político conservador Víctor Paz Estenssoro ha conseguido, sí no resolver los graves desequilibrios que afectan al país, detener al menos el deterioro económico y evitar nuevas aventuras golpistas. La idea según la cual una situación tan caótica sólo podría enderezarse desde el autorita

rismo cuartelero o la salida revolucionaria ha sido desmentida por los hechos. Y en esto también el ejemplo de Panamá sirve de contrapunto: frente a la evidencia de que la democracia es la condición primera y necesaria para la reconstrucción -también económica- de un Estado, la situación en el país de¡ canal demuestra el fracaso de las opciones populistas que aplazan el establecimiento de la democracia en aras de una reconstrucción que además nunca acaba de llegar. Víctor Paz cierra con estos comicios su larga carrera política. Si las previsiones se cumplen, a partir de agosto -momento en que el Parlamento, a falta de un triunfador claro en la elección, deberá designar al presidente- su política moderada de corte neoliberal será continuada por Gonzalo Sánchez de Lozada, candidato de su partido, el conservador Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR). Para que ello ocurra será necesario llegar a una transacción política por la que los votos del MNIZ sean apoyados por los del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), cuyo candidato, Jaime Paz Zamora, ha quedado en tercer lugar. Ambos derrotarán así al antiguo dictador general Bánzer, candidato de Acción Democrática Nacionalista (ADN), que ha quedado segundo. El programa conservador de Sánchez de Lozada resultaría, en virtud de tal acuerdo, reforzado con el proyecto del MIR, cuyo contenido más social complementaría la opción considerablemente más rígida y ortodoxa del MNR.

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