Una política inteligente

El profesor Geremek asegura que el futuro de la reforma en Europa del Este depende en gran medida de la suerte del experimento polaco, y éste, de la respuesta inteligente que obtenga de Occidente para frenar la terrible crisis económica que sacude a Polonia. Con 40.000 millones de dólares de deuda externa en Occidente y una industria descapitalizada, la situación económica de Polonia es desesperada. El gran temor de la oposición es que los polacos lleguen a asociar la democratización con el fracaso económico."Por primera vez en la historia de esta parte de Europa, se ha creado una plataforma p...

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El profesor Geremek asegura que el futuro de la reforma en Europa del Este depende en gran medida de la suerte del experimento polaco, y éste, de la respuesta inteligente que obtenga de Occidente para frenar la terrible crisis económica que sacude a Polonia. Con 40.000 millones de dólares de deuda externa en Occidente y una industria descapitalizada, la situación económica de Polonia es desesperada. El gran temor de la oposición es que los polacos lleguen a asociar la democratización con el fracaso económico."Por primera vez en la historia de esta parte de Europa, se ha creado una plataforma prorreformista tan amplia. El drama polaco consiste precisamente en que el programa de reformas, el más audaz de todos los que ha habido hasta ahora, y que crea realmente la posibilidad de lograr un compromiso histórico, esté expuesto al gran riesgo de la descomposición de la economía".

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"Puede darse la coincidencia de la democratización política y la descomposición de la economía. Ésta sería una experiencia de muy graves consecuencias para toda Europa del Este, ya que crearía la convicción de que la democracia no puede salvar la economía. Y nosotros estamos convencidos de que sí la puede salvar. Sólo que esto requiere

tiempo. Y mientras tanto, la sociedad polaca está impaciente, cansada y no tiene esperanzas".

"En este contexto surge el problema de una política inteligente del mundo occidental. Polonia necesita de un choque psicológico que afecte simultáneamente a la política, la vida social y la economía. Tal conmoción en la economía no se podrá conseguir sólo con las fuerzas nacionales. Son necesarias la reducción del peso del servicio de la deuda externa y unas inversiones atrevidas en la economía polaca".

"Creemos que no debe repetirse el error cometido en la década de los setenta, cuando, durante algunos años, los créditos occidentales han servido para conservar las obsoletas estructuras burocráticas, al tiempo que generaron esta joroba de la deuda, cuyo peso descansará sobre varias generaciones de polacos. No se trata entonces de créditos gubernamentales, sino de una política inversionista en la que se busquen beneficios para las dos partes", afirma Geremek.

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