Cartas al director

Inmaculada

Sabíamos por la historia que el imperio austrohúngaro tuvo un emperador sacristán, José II, pero no sabíamos que el Estado español de Gobierno socialista se diera el lujo de tener un vicepresidente sacristán. Porque la medida tomada por el vicepresidente Guerra y el Gobierno de Felipe González de trasladar primero el día festivo de la Inmaculada al día 5 de diciembre y posteriormente ceder a las presiones de la Conferencia Episcopal y de la CEOE manteniendo como día festivo el día 8 de diciembre es una sutil maniobra de Estado sacristán que quiere dejar contentos a la Iglesia y a la CEOE.Esta ...

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Sabíamos por la historia que el imperio austrohúngaro tuvo un emperador sacristán, José II, pero no sabíamos que el Estado español de Gobierno socialista se diera el lujo de tener un vicepresidente sacristán. Porque la medida tomada por el vicepresidente Guerra y el Gobierno de Felipe González de trasladar primero el día festivo de la Inmaculada al día 5 de diciembre y posteriormente ceder a las presiones de la Conferencia Episcopal y de la CEOE manteniendo como día festivo el día 8 de diciembre es una sutil maniobra de Estado sacristán que quiere dejar contentos a la Iglesia y a la CEOE.Esta vez, la agudeza y la ironía proverbiales del señor Guerra no aparecen por ningún lado, y nos da la impresión de que se le ha cortado la inspiración al declarar: "No va a ser el Gobierno el que tenga que preocuparse por los intereses del aparato productivo si sus representantes no están en esta actitud". Señor Guerra, no tire balones a córner, porque también el Gobierno tiene que cumplir con su función de velar por la productividad laboral.

Lo que verdaderamente entristece en toda esta maniobra de liturgias y signos religiosos es que sabemos que detrás de todos estos esfuerzos por tan gran preocupación como el conseguir que la fiesta de la Inmaculada sea inamovible andan mezclados y aunados los dignatarios eclesiásticos del tardofranquismo y los sacrosantos intereses del reaccionarismo doctrinal de la derecha.

Mirados con lupa los intereses de católicos y militantes del PSOE en este gran asunto de un puente festivo y una fiesta como la de la Inmaculada, me parece que tan equivocada es la institucionalización del día de la Constitución como día no laborable como el traslado de la fiesta de la Inmaculada por razones de consideración del puente festivo. Es decir, que la primera iniciativa del Gobierno fue equivocada o disparatada, pero la segunda ha sido aún peor pensada y peor ejecutada.-

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