El fallido intento del imam

El jeque Alí Beljach, imam o director de la plegaria de la mezquita El Sunna, del popular barrio argelino de Bab el Oued, fue el hombre que trató de evitar ayer una nueva ola de violencia en la capital magrebí. De él se sabe poco, apenas que tiene una treintena de años y que sus seguidores afirman que pasó una temporada encarcelado, lo que le aureola con el prestigio del martirio.Alí Beljach se desplazó a la principal mezquita de Belcourt. Allí se habían concentrado unos 20.000 jovenes para participar en la oración del mediodía. Obedecían a una consigna del movimiento integrista, que en los úl...

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El jeque Alí Beljach, imam o director de la plegaria de la mezquita El Sunna, del popular barrio argelino de Bab el Oued, fue el hombre que trató de evitar ayer una nueva ola de violencia en la capital magrebí. De él se sabe poco, apenas que tiene una treintena de años y que sus seguidores afirman que pasó una temporada encarcelado, lo que le aureola con el prestigio del martirio.Alí Beljach se desplazó a la principal mezquita de Belcourt. Allí se habían concentrado unos 20.000 jovenes para participar en la oración del mediodía. Obedecían a una consigna del movimiento integrista, que en los últimos días ha logrado ponerse al frente de la revuelta juvenil.

La muchedumbre quería marchar por el centro de la ciudad. El jeque Alí Beljach les habló a través de la megafonía: "Veo que queréis manifestaros en nombre del Islam, pero hoy tenéis que hacer prevalecer la virtud de la paciencia", dijo. Ante un general murmullo de descontento, el jeque empleó el carisma que le ha convertido en los últimos días en un hombre popular en Argel. Añadió que había que dar una oportunidad al presidente Chadli. "Disolveos en orden, sin gritos y sin violencia", pidió.

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A las 14.30, un silencioso e impresionante río humano desembocó en la plaza de la Grande Poste. Eran los reunidos previamente en Belcourt, que habían obedecido las consignas de Beljach, aunque no retuvieron sus ganas de hacer notar su número en el centro de la capital. La manifestación parecía disolverse sin incidentes, entre kalashnikov y blindados, bajo los helicópteros que sobrevuelan Argel. Sin embargo, cuando una parte de los jóvenes se dirigía hacia Bab el Oued se produjo el enfrentamiento con las fuerzas policiales. Otra veintena de muertos yace en el corazón de la ciudad blanca.

[En París, el ex presidente Ahmed Ben Bella afirmó que se acusa erróneamente a los fundamentalistas de la revuelta cuyas causas hay que buscarlas en la división existente entre el pueblo y la "banda de coroneles" que rige el país, informa Reuter.]

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