'Locos' por la música

El 092 recibe más de 40 denuncias diarias por el ruido causado por bares nocturnos y terrazas

No son melómanos. Su locura musical se parece más bien al insomnio y al dolor de cabeza. Son los sufridos vecinos que llevan como una cruz el bombardeo musical del pub de al lado. Con la llegada del verano se rompen las paredes y el ruido viene de la calle, de la ruidosa terraza instalada al pie del portal. Según la Policía Municipal, las llamadas para denunciar el exceso de ruido de los locales y bares nocturnos aumentan en verano un 30% sobre la media anual, de más de 40 llamadas diarias.

¡Mamá, ya están los cohetes!". Gustavo, el hijo menor de Victoria Ochovo, de 33 años, nació con l...

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No son melómanos. Su locura musical se parece más bien al insomnio y al dolor de cabeza. Son los sufridos vecinos que llevan como una cruz el bombardeo musical del pub de al lado. Con la llegada del verano se rompen las paredes y el ruido viene de la calle, de la ruidosa terraza instalada al pie del portal. Según la Policía Municipal, las llamadas para denunciar el exceso de ruido de los locales y bares nocturnos aumentan en verano un 30% sobre la media anual, de más de 40 llamadas diarias.

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¡Mamá, ya están los cohetes!". Gustavo, el hijo menor de Victoria Ochovo, de 33 años, nació con la oreja pegada a la pared de la sala Universal, pero aún no se acaba de acostumbrar a las estridencias musicales de sus vecinos.Victoria afirma que uno de sus dos hijos ha perdido un curso por culpa del ruido; ella ha probado de todo para intentar conciliar el sueño. "El médico me recetó Rohyphol, pero dejé de tomarlo porque me pasaba todo el día grogui, como si estuviera en otro mundo. Hay vecinos que han tenido que recurrir al psiquiatra porque andan muy mal de los nervios".

Victoria vive en el primer piso de la calle de Ayala, 119. Desde hace tres años, el vecindario levantó el hacha de guerra contra la sala Universal, que programa habitualmente actuaciones en directo. Los propietarios de la sala musical insisten en que todo está en regla y en que se han realizado inversiones millonarias para insonorizar el local. Pero las denuncias siguen lloviendo y el propio Ayuntamiento de Madrid, que ha precintado el local en más de una ocasión, se ha enfrascado en una disputa que ha llegado a los tribunales.

"Para las neuralgias"

Andrés de la Rosa, de 57 años, le da últimamente al Nevrotal Forte. "Me lo ha recomendado el médico de cabecera para las neuralgias". Andrés vive pared con pared con la sala Universal, en la plaza de Manuel Becerra, 18. Las figuritas de su librería bailan muchas noches al son de la música de la Universal. "El cuarto de baño es un suplicio; estás tan tranquilamente y de pronto vibra todo. Si pegas el oído a la pared puedes escuchar las conversaciones como si estuvieran aquí mismo".En días de actuaciones en directo no es extraño ver en las inmediaciones de la sala un curioso desfile de vecinos en pijama pidiendo a gritos que pare la música. La situación se ha relajado con el éxodo veraniego, pero los vecinos, que no se cansan de poner denuncias, prometen un otoño caliente.

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La calle del General Pardiñas echa de menos al viejo cine Mola. La discoteca Jácara, que ocupa desde hace dos años el inmenso local de la sala cinematográfica, ha levantado también ampollas entre los vecinos del barrio.

Según Antonio Sánchez, portavoz de la comunidad de propietarios de General Pardiñas, 99, son más de 150 los vecinos afectados por las molestias que causa el local. Sánchez, que ha sobrevivido a dos infartos, sabe que los ruidos de la sala no son precisamente la mejor receta para su estado.

"Pero ¿qué voy a hacer?", afirma, %cómo voy a vender un piso en donde no hay quien duerma?".

El caso de Jácara está también en los tribunales. La sala insiste en que todo es legal y no acaba de entender el acoso del vecindario. La Policía Municipal, que frecuenta a menudo la sala ante las numerosas llamadas del vecindario, se ha tomado un respiro en el mes de agosto. Pero los vecinos esperan que el Ayuntamiento, que ya ordenó en una ocasión el cierre de la sala, depare alguna sorpresa a la vuelta de vacaciones.

Los promotores de Jácara y Universal se quejan de las múltiples pegas que pone el Ayuntamiento a los locales que programan música en directo. Los propietarios llevan clavada la espina de otras salas, como Morasol y Galileo, que tuvieron que decir adiós a las actuaciones musicales por las protestas de los vecinos.

No todo son grandes locales. En algunas calles céntricas como Velarde, San Vicente Ferrer, Caravaca o la plaza del doctor Laguna se cuecen también pequeñas peleas domésticas por culpa de los bares nocturnos. La historia se repite: llamadas al 092, visita de la Policía Municipal, inspección de turno para comprobar los ruidos... Las sanciones, que pueden llegar a la orden de cierre del local, se rigen por la Ordenanza de Protección del Medio Ambiente, que no permite niveles de ruido superiores a los 30 decibelios en las casas a partir de las diez de la noche.

'Lista negra' de terrazas

La Policía Municipal tramitó en 1987 un total de 16.377 denuncias por ruidos y molestias ocasionados al vecindario por locales nocturnos. Las denuncias suben en torno al 30% en los meses de verano por culpa de las terrazas. La lista negra del ruido se traslada por estas fechas a numerosas calles, especialmente de los distritos de Salamanca y de Centro.Las terrazas de Juan Bravo o los chiringuitos del Dos de Mayo no parecen gozar tampoco de los favores del vecindario. Algunos lugares del viejo Madrid donde se han instalado terrazas, como la plaza de Oriente, la de las Comendadoras y la del Conde de Barajas han sido también protagonistas de denuncias aisladas.

La Policía Municipal señala que las denuncias por ruido han bajado este verano debido a la sensible disminución del número de terrazas. Sin embargo, los vecinos echan en falta un mayor rigor en el cumplimiento de la normativa municipal, que impide la programación de música en las terrazas después de la medianoche. El 092 recibe también pacientemente continuas llamadas para denunciar otra locura musical, la del vecino que pone el tocadiscos a tope cuando la noche está de capa caída.

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