El sindicato peronista convoca una huelga general para el 9 de septiembre contra la política económica de Alfonsín

La Confederación General del Trabajo (CGT), central única de orientación peronista, decidió dar por concluida la tregua pactada hace sólo 15 días con el Gobierno y convocó a la "huelga y movilización" contra el equipo económico que encabeza el ministro Juan Sourrouille. El paro total de actividades, que se va a cumplir el próximo viernes 9 de septiembre, fue apoyado por todos los partidos de la oposición y las organizaciones agropecuarias.Con la próxima, serán 12 las huelgas declaradas por la CGT desde que asumiera el Gobierno radical en diciembre de 1983. La rutina, una vez anunciada l...

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La Confederación General del Trabajo (CGT), central única de orientación peronista, decidió dar por concluida la tregua pactada hace sólo 15 días con el Gobierno y convocó a la "huelga y movilización" contra el equipo económico que encabeza el ministro Juan Sourrouille. El paro total de actividades, que se va a cumplir el próximo viernes 9 de septiembre, fue apoyado por todos los partidos de la oposición y las organizaciones agropecuarias.Con la próxima, serán 12 las huelgas declaradas por la CGT desde que asumiera el Gobierno radical en diciembre de 1983. La rutina, una vez anunciada la medida, es siempre la misma. Ahora los funcionarios acusan a los dirigentes gremiales de declarar el "paro con intenciones políticas" y éstos, a su vez, responden con los categóricos datos de la realidad económica. El Gobierno se siente víctima inocente de esas 12 huelgas, pero la CGT interpreta al mismo tiempo el indudable descontento de la sociedad, que ha padecido ya tres planes económicos distintos.

Sin embargo, ha cambiado la relación de fuerzas. El Gobierno se encuentra en estado de extrema debilidad y sólo cuenta con el apoyo condicional de la Unión Industrial Argentina. Hace 15 días el presidente Raúl Alfonsín concedió una audiencia privada a Saúl Ubaldini, el secretario general de la CGT, y firmó en esa misma reunión un acta donde se comprometía a cumplir con las exigencias mínimas de la central obrera. Esa virtual tregua, que debía extenderse a lo largo de 60 días, se rompe dos semanas después ante la imposibilidad del Gobierno de aumentar al menos el salario mínimo, situado en 85 dólares.

Pero al mismo tiempo, la Unión Obrera Metalúrgica (UOM), liderada por el viejo cacique Lorenzo Miguel, pedía un aumento del 47%. en los salarios, que fue aceptado por los secretarios industriales durante la discusión libre de los convenios entre ambas partes. Ese tope desencadenó las reivindicaciones de los demás gremios, y el equipo económico, ante el temor de la escalada, amenazó con vetar el acuerdo de los metalúrgicos. El círculo se cerró al comprobar el ministro Sourrouille que su nuevo plan, basado en la promoción de las exportaciones industriales, no funciona sin el apoyo de los gremios que involucran a los trabajadores del sector.

Presión de la base

Esta vez los dirigentes gremiales han sido impulsados por sus delegados de base para que declaren la huelga. Los índices de desocupación y reducción del consumo por la caída del salario real son alarmantes. El nuevo ajuste sobre el ajuste de la economía no ha logrado aún su objetivo central, que era el de bajar la tasa de inflación mensual. En agosto se calcula una subida del 2% por encima del índice de julio, que fue del 26%. Los comerciantes han remarcado de una forma escandalosa sus precios ante el desconcierto que provocan las nuevas medidas. Los funcionarios del equipo económico tratan de transmitir confianza y advierten que "hasta septiembre" no se sentirán los efectos benéficos del plan.El conflicto social no es sólo económico. Todos los partidos políticos tratan de llegar de la mejor forma a las elecciones generales que deben realizarse en mayo de 1989. El radicalismo mantiene una permanente lucha interna porque su candidato, Eduardo Angeloz, sabe que no podrá recuperar la imagen del partido mientras intente presentarse como un defensor del Gobierno. Por su parte, el peronismo, que aparece como ganador en las primeras encuestas, quiere mantener un perfil de "oposición racional" para conquistar al electorado independiente. Pero por debajo de ellos existe una sociedad desesperada que quiere ir más deprisa y que va a colmar de insultos la plaza de Mayo el próximo 9 de septiembre.

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