Camina o revienta

Miguel Boyer piensa que sólo la unión monetaria puede impedir que la CE salte por los aires

El proyecto de unión monetaria europea ha provocado ya profundas convulsiones en algunas esferas políticas que van a obligar a poner en marcha mecanismos de presión y persuasión que recordarán a las grandes crisis de la CE. Miguel Boyer, miembro del grupo de notables que debe redactar las propuestas para que se aprueben en la cumbre de Madrid de la próxima primavera, no duda en señalar que "o se avanza en el camino de la unión monetaria o la propia idea de la Comunidad sufrirá un retroceso de proporciones incalculables". Para el ex ministro de Economía, "las decisiones tomadas bajo las últimas...

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El proyecto de unión monetaria europea ha provocado ya profundas convulsiones en algunas esferas políticas que van a obligar a poner en marcha mecanismos de presión y persuasión que recordarán a las grandes crisis de la CE. Miguel Boyer, miembro del grupo de notables que debe redactar las propuestas para que se aprueben en la cumbre de Madrid de la próxima primavera, no duda en señalar que "o se avanza en el camino de la unión monetaria o la propia idea de la Comunidad sufrirá un retroceso de proporciones incalculables". Para el ex ministro de Economía, "las decisiones tomadas bajo las últimas presidencias de la CE hacen prácticamente irreversible seguir el camino iniciado".

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El pasado miércoles Jacques Delors, presidente de la Comisión Europea y también del comité encargado de hacer una propuesta sobre la unidad monetaria, mantuvo la primera reunión informal en Bruselas con los miembros del mismo que no son gobernadores de los bancos centrales. La reunión, a la que asistieron junto a Delors el comisario para asuntos agrícolas, Frans Andriessen; Miguel Boyer; el danés Niels Tygessen, y el belga Alexandre Lamfalussy y el go,bernador de¡ Banco de Bélgica, por ce lebrarse allí, sirvió para una primera toma de contacto y para establecer la filosofía y el método de la discusión que se llevará a cabo en las reuniones mensuales que se celebrarán hasta la primavera de 1989.Jacques Delors considera que los trabajos del comité deben enfocarse eludiendo los aspectos de voluntarismo político que producen una polémica política mayor y enfocándolos en el sentido de descubrir cuáles son las consecuencias monetarias de las decisiones ya adoptadas", afirma Miguel Boyer, para quien esta forma de trabajo, aunque' sea muy pragmática, va a permitir ver con toda su crudeza los problemas planteados.

En este sentido recuerda que "los países de la CE han adoptado durante el último año la decisión de liberalizar los movimientos de capitales a partir de 1990, aunque España y otras naciones tengan un calendario más amplio, y la constitución de un mercado único de bienes y servicios. Son decisiones adoptadas ya por todos. Incluso el Reino Unido, que plantea una serie de objeciones a otras cosas en el terreno monetario, ha aceptado un mercado único y una libertad de capitales".

La forma elegida para iniciar las discusiones se adopta "para evitar empezar con una discusión de carácter político sobre si es deseable o no una unión monetaria, un banco central, una moneda única...", que podría eternizar las discusiones y no conducir a ninguna parte porque, algunos países, no sólo el Reino Unido, no tienen especial Interés en seguir avanzando por ese camino.

Pragmatismo

Las decisiones que se han tomado son tan importantes que "incluso partiendo de este enfoque van a deducirse muchas consecuencias sobre la necesidad de progresar en la unión monetaria". Se trata de una opinión personal de Miguel Boyer, como trata de dejar claro desde el principio, pero que no sorprende nada que sea coincidente con las de otros miembros del comité, no sólo españoles.

"Mi opinión personal es que o se progresa en el proceso de unidad monetaria y del sistema monetario o la liberalización de los mercados de capitales y el mercado único provocarán una crisis del sistema monetario tal y como está ahora".

Pero este razonamiento no implica un ataque exclusivo a la posición inglesa, sino también a algunas otras naciones que mantienen posiciones bastante distintas. "La libertad de movimientos de capitales, que es restringida todavía en Francia, Bélgica, Italia y España, va a provocar una mayor tensión sobre los tipos de cambio y si no se fortalece el Sistema Monetario Europeo, si no hay un compromiso muy firme de defender los tipos de cambio, las fluctuaciones van a ser mucho mayores y además va a haber que aceptar tipos de interés mucho más elevados en los países que no jueguen el juego".

Por eso Miguel Boyer no duda en considerar como ilusoria la posición inglesa de que se puede mantener un grado de autonomía estando fuera del SME. "Para defender su tipo de cambio y para impedir que haya fugas de capitales van a tener que tener unos tipos de interés muy altos, lo cual les va a obligar a hacer una política económica restrictiva", afirma, y termina diciendo que "no van a ganar nada estando fuera".

Y respecto a Alemania, que es el otro problema que se plantea ahora para la construcción monetarla europea, Boyer mantiene también una posición muy tajante. "Alernania ha estado hasta ahora en una posición bastante cómoda. Su política monetaria domina la de la CE y el marco es la moneda que al final determina todos los tipos de cambio". Es verdad, reconoce, que hasta ahora no tienen un incentivo muy grande a una mayor iniegración y tienen miedo a que si se avanza por esa vía haya muchos más condicionantes para su política económica.

"Tendrían que sentarse en una mesa a discutir con los otros países cuánto tiene que crecer la oferta monetaria en Earopa; qué pasa con las balanzas de pagos, que es algo de lo que no quieren hablar, pero que si cuieren los demás países; que se hable de si se puede permitir en Europa que un país como Alemania acumule los superávit de balanza que registra todos los años. No sólo Alerriania, Holanda también".

Alemania no tiene interés en profundizar en la política común porque ello les obligará a modificar su política económica. Pero probablemente, señala, también hay argumentos desde el punto de vista alemán para lanzarse a una mayor integración monetaría porque si no se desarrolla el ECU como moneda paralela, si no hay una cierta coordinación de las políticas monetarias, lo que puede ocurrir es que el marco alemán sea de hecho la moneda común europea y eso, "que a primera vista es satisfactorio para Alemania, puede convertirse en los próximos años en una enorme dificultad".

Desestabilizar el marco

Miguel Boyer afirma que "en el momento en que las empresas, los inversores particulares, empiecen a considerar al marco como la moneda europea y empiecen a tener activos en marcos, la demanda de dinero en Alemania no va a estar controlada internamente sino que va a estar influida por factores externos y el control monetario puede saltar. Es un buen argumento para convencerles de que tienen interés de que se desarrolle una moneda paralela importante y que se instrumente un sistema para desarrollar esa moneda paralela porque si no el marco va a resultar desestabilizado por los fuertes movimientos de capitales que tendrán lugar para buscar nuevos equilibrios". El camino hacia la unión monetaria parece, a juicio de Miguel Boyer, algo no sólo bueno sino imprescindible para la construcción europea.

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